PABLO BOGGIANO – MÚSICA DEL ALMA

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ESTE JOVEN DIRECTOR DE ORQUESTA PORTEÑO QUE RESIDE EN VIENA HACE CASI DOS DÉCADAS ES RECONOCIDO EN TODO EL MUNDO. DIRIGIÓ ENTRE OTRAS LA LONDON ROYAL PHILHARMONIC ORCHESTRA, LA ORQUESTA FILARMÓNICA DE LA ÓPERA DE BUDAPEST Y LA ORQUESTA FILARMÓNICA DE SOFÍA. PERO SIEMPRE ESTÁ VOLVIENDO.Habla de música y se trasforma. No puede ni quiere esconder su pasión. Pablo Boggiano es director de orquesta, nació en Buenos Aires y hace 18 años que vive en Viena. Viaja por el mundo para dirigir óperas y ponerse al frente de sinfónicas y filarmónicas. Lo hizo con algunas de las orquestas más famosas, en varias de las salas más célebres. Pero lo que más le gusta es llevar la música argentina a los oídos de los exigentes públicos europeos. Boggiano también regresa frecuentemente a la Argentina para presentarse como director invitado con diferentes orquestas nacionales y realiza trabajos de investigación sobre compositores locales que aspira interpretar. El año pasado estuvo en Buenos Aires entre julio y septiembre para presentar diferentes obras. Estrenó Stefano, de Martín Palmerin; se presentó en el CCK con la Orquesta Sinfónica Nacional; también dirigió la Orquesta Sinfónica Juvenil Nacional José de San Martín y llevó la batuta ante la Orquesta de Música Argentina Juan de Dios Filiberto.BOGGIANO DESARROLLÓ UNA ACTIVIDAD MUY PROLÍFICA EN PAÍSES COMO BOSNIA, UCRANIA Y RUMANIA. PERO LO QUE MÁS LE GUSTA ES LLEVAR LA MÚSICA ARGENTINA A LOS OÍDOS DE LOS EXIGENTES PÚBLICOS EUROPEOS.–Se te conoce por ser un difusor de la música argentina en el exterior. ¿Cuál es la recepción que tiene en otros países?

–No solo hago música argentina. Viajé a estudiar a París y a Viena impulsado por los grandes autores europeos y poco a poco fue despertando en mí una vocación de rescate, de puesta en valor del patrimonio cultural nacional. Hay autores que investigo en un contexto de trascendencia que se vio muy reflejado en otras artes pero no en la música. Conociendo esta realidad y sabiendo de varios compositores que han sido maestros de Piazzolla, de Ginastera y de otros autores vivos, estuve haciendo una investigación muy detallada, entrevistando familiares, nietos, intérpretes de quienes fueron los pilares de la educación académica argentina. Cada vez que tuve la experiencia de presentar autores argentinos en Viena la recepción fue siempre de la mayor calidez. Eso me marcó el rumbo.

–¿Cómo elegís a los músicos que interpretás?

–Me baso en compositores argentinos que tuvieron formación académica. Cada compositor tiene su personalidad, sus rasgos, sus influencias. Mi búsqueda va hacia ellos, que han marcado escuela en Argentina a la hora de ser directores de escuelas, de orquestas, de teatros, fundadores de conservatorios. Pero cada compositor es distinto.

–¿Qué extrañás de Viena cuando estás en Buenos Aires y viceversa?

–De Viena extraño el silencio, la tranquilidad sonora en las calles de la ciudad. Realmente creo que Buenos Aires es una ciudad con alto grado de contaminación sonora, a pesar de que la amo… Y cosas que extraño de Buenos Aires: la comida, la gente cálida que te rodea y los familiares y amigos. Eso es la Argentina: el valor más grande son las personas de calidad que uno encuentra y elige cotidianamente ver y volver a encontrar.

–Afirmás que “la orquesta es su instrumento”. ¿Por qué? ¿No tenés un instrumento preferido?

–En mi formación pasé por varios instrumentos pero definitivamente la orquesta es el que yo elegí para expresarme. La orquesta, las voces, el coro, los solistas. Es el instrumento atemporal. Como dice un amigo: “Beethoven le ganó al rock”. La orquesta es la paleta de colores sonora más abarcativa con la cual uno puede interpretar todos los géneros. No hay una película que no tenga una sonando de fondo.Mientras tanto, a Boggiano en Viena siempre le esperan proyectos y presentaciones que sólo le auguran crecimiento y mayor reconocimiento. Pero a pesar del prestigio internacional, el hombre se reconoce argentino y lo explica de manera simple: “Cuando subo a un avión y la azafata me pregunta si quiero pasta o carne, todo se desmorona. Siempre contesto carne”.