Viví una experiencia inolvidable en medio de la naturaleza mendocina.
A sólo 30 minutos de la ciudad de Mendoza, en Luján de Cuyo, se encuentra la Bodega Foster Lorca. El edificio fue construido siguiendo un estilo arquitectónico moderno, rodeado de jardines intervenidos por un xeripaisajismo con la flora autóctona del lugar. A esta postal se le suma la vista única de la Cordillera de los Andes como telón de fondo.
Su historia se remonta al año 2003, cuando Enrique Foster, maravillado por el Malbec, convoca a Mauricio Lorca para comenzar a caminar juntos este proyecto. Al aceptar, se hace cargo de la producción y desde ese entonces lleva la innovación como bandera, apostando por nuevas formas de vivir y hacer vitivinicultura.
Mauricio nació en Rivadavia y desde pequeño la conexión con la tierra fue innegable. Sus intereses por la medicina lo llevaron primero por este rubro, hasta que descubrió su pasión por la enología. Comenzó a formarse y conoció un estilo de vida que hoy lo representa al 100%.
“Entendemos al sistema de producción y transformación de las uvas como un enfoque integral y sustentable, basado en tres pilares fundamentales: económico, socio-cultural y ambiental”, comentó el enólogo.
Producción consciente
La trazabilidad del proceso de vinificación permite a Bodega Foster Lorca asegurar la calidad en cada uno de sus productos, desde la uva hasta la botella. Sus vinos son prueba de que siempre se puede ir más allá del objetivo, innovando, soñando, conociendo y estando en constante movimiento y crecimiento.
Su producción cuenta con la última tecnología para la elaboración de vinos de alta gama: tanques de acero inoxidable y piletas de concreto con control independiente de temperatura y de pequeñas capacidades, lo que permite un seguimiento específico y detallado para cada uno de los vinos. El añejamiento se realiza en barricas de roble francés y americano, piletas de concreto y clayvers de cerámica, dependiendo el producto.
El prestigio también se da en saber que todo su equipo está conformado por excelentes profesionales, en los que confía que cada una de las tareas será llevada cumpliendo altos estándares de calidad. La libertad es esencial, cada persona es capaz de crear desde su espacio y valora su motivación a partir de propuestas de innovación.
Innovación
Todo este trabajo se ve reflejado en la adhesión al programa de Wine in Moderation en marco del Protocolo de Sustentabilidad de Bodegas de Argentina y en las diversas certificaciones como el certificado de sustentabilidad que obtuvieron en el 2022, la Garantía de Seguridad Alimentaria, BPM Buenas Prácticas de Manufactura en Industria de Alimentos, Certificación Vegana y Certificación Sin TAAC.
Foster Lorca fue la primera bodega en tokenizar un vino, esto quiere decir que cuenta con un NFT o token no fungible, un activo digital que puede ser adquirido de forma online. La idea de esta tokenización es la venta de vinos con anticipación en el mercado, otorgando al comprador beneficios diversos hasta poder entregar el producto, en lo que se llama como Ancestral Adventure.
Otra de las características que la hace única es que piensan formas novedosas de vitivinicultura, como es la cava de estiba subacuática desarrollada desde el año pasado. Esta primera experiencia tuvo resultados muy positivos, dando la posibilidad de comprender cuál es la influencia de la presión del agua sobre la estiba del vino.
Otras experiencias
El espacio cuenta con un restaurante que tiene menú de pasos de acuerdo con la estación, pensado cada uno en base a un vino en particular para maridar. El proyecto se ampliará en septiembre, cuando se dará apertura a la nueva sección del restaurante en el jardín.
Por otro lado, se encuentran desarrollando una línea de bebidas espirituosas que pronto se encontrarán disponibles en el mercado. Esta línea cuenta con gin, vodka, ginebra y vermut, bajo el nombre “El Idealista”.
La curiosidad por enfrentar nuevos desafíos llevan a que el prestigio sea definido a partir de un equipo con sentido de pertenencia, con libertad de saberse creador en su rol y con transversalidad de los procesos, que hacen a cada producto único e irrepetible por la historia que cuenta detrás.