En el oeste de Argentina, desiertos rojos, naranjas y blancos, junto a campos volcánicos, ríos torrentosos e impresionantes dunas, forman parte de los grandes atractivos de esta región.
Reserva Natural La Payunia – Mendoza
La Reserva Natural La Payunia es el lugar ideal para quienes buscan explorar lugares que parecen de otro planeta. Con más de 800 volcanes, es uno de los campos de mayor densidad de la Tierra. Su gran belleza paisajística deslumbra con desiertos negros, dorados y cobrizos.
En una excursión que dura todo un día, se recorren los caminos internos con diferentes paradas como Pampa Negra, una gran llanura de color negro producto de erupciones volcánicas; el Volcán Morado, donde se hace una caminata corta hasta el cráter; el Campo de Bombas y el cono La Herradura, un predio de bombas piroclásticas lanzadas por una erupción.
Payunia pampeana – La Pampa
En el oeste pampeano, al límite con Mendoza, esta región agreste compartida entre ambas provincias, concentra más de 800 conos volcánicos y es uno de los paisajes desérticos más extraños de la Argentina. Un lugar solitario, perfecto para ascender cerros, cabalgar, hacer safaris fotográficos o caminatas.
Dentro del territorio se pueden conocer diferentes localidades como Puelén, un pequeño poblado que invita a visitar la Cueva de Halada -una misteriosa caverna originada por lava volcánica-; La Humada, desde donde puede ascender a pie al cerro Negro por un camino señalizado y de baja dificultad; y Algarrobo del Águila, que está ubicado sobre el río Atuel, tiene un balneario y se puede navegar en kayak.
Reserva Provincial Los Colorados – La Rioja
Recorrer sus impresionantes paisajes desérticos de la mano de guías locales y comprender su gran valor arqueológico y paleantológico, es una experiencia que deslumbra a grandes y chicos.
En el ingreso hay un centro de servicios donde es obligatoria la contratación de un profesional para recorrerla. Hay un circuito principal que regala la posibilidad de inspeccionar la Cueva del Chacho, donde se refugió el caudillo Ángel Vicente Peñaloza en sus desplazamientos por la región.
Parque Provincial Ischigualasto – San Juan
Conocido como el “Valle de la Luna”, el Parque Provincial Ischigualasto es uno de los grandes imperdibles del país y cuenta con un único acceso del cual parten todos los recorridos guiados. Hay 5 circuitos que se pueden hacer en vehículo, a pie o en mountain bike.
El trayecto tradicional tiene 40 km y se hace en caravana, siguiendo a un guía habilitado. Son 3 horas de viaje y tiene 5 estaciones, en las cuales se visitan algunas de las geoformas más famosas como El Hongo, El Submarino, la Cancha de Bochas y Valle Pintado. La expedición se puede complementar con el paso por el Centro de Interpretación de la Universidad Nacional de San Juan, que posee excelente información sobre paleontología y geología. Además, en la mitad del circuito, se puede conocer el Museo de Sitio William Sill con fósiles reales.
Dunas de Tatón, Saujil y Medanitos – Catamarca
Visitar las dunas de Tatón, Saujil y Medanitos, al norte de la localidad de Fiambalá, es como viajar al Sahara. Es uno de los paisajes más increíbles de la provincia, un lugar único para experimentar la magia del desierto y disfrutar actividades como sandboard, safaris fotográficos y expediciones en cuatriciclos o 4×4.
Cerca del pueblo de Saujil -10 km al norte de Fiambalá- la llamada «duna mágica de Saujil” se eleva 90 metros con una pendiente de 45º, lo que la hace perfecta para el sandboard. Pasando Saujil y Medanitos, transitando 30 km hasta Tatón, se puede ver otro grupo de grandes dunas, una de ellas es la más alta del mundo -con una cima que alcanza los 2845 msnm- bautizada «Federico Kirbus» en homenaje a quien la descubrió.
Área Natural Protegida Sistema Domuyo – Neuquén
Considerado “el techo” de la Patagonia, el cerro Domuyo da nombre a esta área natural protegida de Neuquén, la cual esconde paisajes increíbles y algunos de los pocos géiseres del país. Es elegida por los viajeros fanáticos de la aventura y por montañistas y escaladores.
Su cumbre es una de las más altas y se considera una preparación para los picos más importantes de los Andes. Ascender lleva de 4 a 5 días y dada su complejidad, requiere un plan de ascenso específico y se sugiere hacerlo con una persona habilitada.
Otros de los sitios que se pueden contemplar son “Los Tachos”, donde afloran aguas termales y géiseres; y “El Humazo”, manifestaciones termales subterráneas con altas temperaturas sobre el suelo y en las paredes de roca. Para llegar a este último se recomienda consultar la accesibilidad con los guardaparques.