La Ruta 60 regala la posibilidad de apreciar casonas, estancias, capillas e iglesias, construidas con adobe y con más de 300 años de antigüedad.
El trayecto comienza en la ciudad de La Puntilla, lugar que guarda en sus tierras al Complejo Turístico Finca «La Sala», una distinguida Casona Histórica que data del año 1850, donde podrán disfrutar de una posada de campo, un restaurante y un almacén de artesanías. Este edificio de estilo neoclásico obliga a degustar los más sorprendentes vinos que conjugan sabores, naturaleza y aromas.
En la localidad vecina, conocida como El Puesto, se puede visitar El Oratorio de los Orquera, una pequeña capilla familiar del año 1.747. Aquí se encuentran las imágenes de Nuestra Señora del Rosario, de Cristo crucificado y un cuadro de la Virgen María amamantando al niño.
Luego, la ruta desemboca en Anillaco, hogar de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, levantada en 1.712 y declarada Monumento Histórico Provincial en 1.993. Mientras que en el paraje de La Falda se observa la Iglesia de Andacollo, un edificio es de estilo neoclásico que fue restaurado entre los años 2001 y 2004.
Otro de los atractivos es La Iglesia de San Pedro, ubicada en Fiambalá. Fue declarada Monumento Histórico Nacional y es uno de los más importantes, no sólo del departamento sino de toda la provincia. Por último, pueden conocer la Comandancia de Armas de Fiambalá, edificio que tiene sus orígenes en 1.745 y conserva una auténtica arquitectura colonial.
Paralelas a la Cordillera de los Andes, estas obras tienen una plasticidad y arquitectura única, muestran no sólo la cultura sino también la historia de la región. En cada sitio hay un cartel que enseña los detalles más relevantes, donde los turistas podrán obtener datos acerca de las costumbres, las tradiciones y la forma en la que estos inmuebles llegaron a ser Patrimonio Histórico Cultural.
Naturaleza y relax
Al atravesar Fiambalá, también podrán descubrir las termas con vista hacia el Valle, las cuales invitan a sumergirse en un descanso profundo. Un lugar soñado donde se conjugan la aventura y la paz. Sus aguas emergen a 1.750 m.s.n.m., concentrándose en 14 piletas de piedra cordillerana con temperaturas que varían entre los 28° C y 51° C.
Es un sitio donde los viajeros pueden gozar de una inmensa tranquilidad y una intimidad inigualable, lejos del ruido y del ritmo estresante de las grandes ciudades, en una experiencia vinculada al bienestar y la salud.
Además, al realizar este recorrido disfrutarán de áreas de cultivo de olivas y vid -que conforman las Rutas del Olivo y del Vino-, de productos artesanales y de la increíble gastronomía del norte argentino.