Saavedra, Coronel Dorrego, Coronel Pringles y Miramar esconden propuestas e historias que merecen ser contadas y visitadas. Nos metemos en el corazón de los cordones serranos para encontrar aceites de oliva premium, vinos de calidad y plantaciones de kiwi.
Las sierras bonaerenses son un destino obligatorio: la belleza de ese ecosistema tan particular debe ser visitada alguna vez en la vida. El sistema de Ventana, en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires, y el de Tandilia, que se extiende del centro hacia el sudeste, son sus dos máximos exponentes, que salen casi de memoria.
Pero como en toda ruta, hay caminos que se abren, poco conocidos o escondidos, que desembocan en lugares realmente increíbles. Saavedra, Coronel Dorrego, Coronel Pringles y Miramar son rincones de los cordones serranos que vale la pena descubrir.
Saavedra: encanto natural
Fundada en 1888, Saavedra se ubica en el sudoeste de Buenos Aires, y está literalmente atravesada por el ferrocarril. Esto no responde solamente al capricho de las vías, sino también a su identidad arquitectónica. Pero lo más cautivante de esta localidad es su entorno, con propuestas que acompañan el innegable atractivo natural.
Es imperdible el camino de serranía que ofrece el Abra del Hinojo. Las panorámicas se van sucediendo una tras otra, con un desborde de aves y árboles autóctonos. Un bonus track: pasar la noche en el refugio Cerro Áspero, ubicado a 700 metros sobre el nivel del mar, dentro de Estancia Las Grutas (requiere de reserva previa).
La otra joya es la Laguna Las Encadenadas. Para llegar se debe tomar la Ruta Nacional 33 y luego recorrer 20 kilómetros por camino de ripio. Si bien esperar el atardecer ya amortiza la visita, también se puede acampar, alquilar kayaks, utilizar las parrillas y pescar.
Coronel Pringles: entre viñedos
Con las Sierras de Pillahuincó como fieles vecinas, Coronel Pringles se erige como una gran alternativa para disfrutar del turismo rural. Propuestas que incluyen almuerzo, cabalgatas, caminatas y hasta paseos en mountain bike, en un ambiente bien campestre y ameno. Pero otra forma de disfrutar del relax es con una copa de vino en la mano.
Con 2,5 hectáreas de viñedos a más de 300 metros de altura en las ya mencionadas sierras, a sólo 30 kilómetros de Coronel Pringles se encuentra la bodega Myl Colores. Si bien su gran especialidad son los espumantes de alta gama, se debe aprovechar la visita para degustar los buenos exponentes de Malbec, Chardonnay, Pinot Noir y Tannat.
Para que la experiencia sea completa e inolvidable, dentro de la estancia La Catalina (lugar donde se ubican los viñedos), hay una casa de campo que puede alquilarse para pasar una noche en un marco tan natural como sorprendente.
Coronel Dorrego: aceite de primera
A poco más de 50 kilómetros de Coronel Dorrego, la cascada Cifuentes se impone como el salto de agua más alto de toda la provincia de Buenos Aires. Situada en el curso inferior del Río Quequén, mide entre 7 y 8 metros. Con un espacio de playa, también permite disfrutar de actividades de esparcimiento, como trekking, natación y kayak.
Pero más allá de esta imponente belleza natural, la visita a Coronel Dorrego suele estar motivada por otra cuestión: su circuito destinado a la olivicultura. Con diversas plantas de elaboración y productores que se encargan de procesar y comercializar su marca, brinda la posibilidad de conocer bien de cerca el desarrollo productivo del aceite de oliva.
Pero no de cualquier aceite, sino de uno de las mejores de la Argentina gracias a su ubicación geográfica, las bondades del suelo y el factor climatológico. Finca La Comarca, El Faro y Olio Pampa son algunas de las más destacadas de la zona y, según la época del año, ofrecen visitas guiadas y degustaciones.
Miramar: la meca del kiwi
Asociar a Miramar con el turismo veraniego es tan correcto como lógico: sus playas bien valen esa sinapsis. Pero la ciudad costera bonaerense ostenta un reconocimiento que trasciende los límites de nuestro país. Y es que ha sido catalogada y certificada como la región más idónea del país para producir kiwis, y hasta se ubica entre las mejores del mundo.
CooperKiwi, como coloquialmente se conoce a la cooperativa Ecco Argentina, es la organización detrás de la producción del Hayward Actinidia Deliciosa, kiwi que cuenta con la Indicación Geográfica de Mar y Sierra por sus altos niveles de azúcar y poder de conservación.
Con más de 100 hectáreas destinadas a campos de producción, gracias a la cosecha del 2022 se almacenaron y empaquetaron casi 1.000 toneladas de kiwi. Y este año se realizó la primera exportación de este producto de la historia argentina con el mencionado sello de Indicación Geográfica y el Certificado Orgánico Argentino, que partió rumbo a España.
Por Christian Ali Bravo