El sabor de la patria 

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Las mesas de todos los argentinos están llenas de platos cargados de historias, que transmiten una parte fundamental de la cultura de los pueblos. 


Por: Camila Gomez.

Locro

Las primeras apariciones de este símbolo argentino datan del año 1590, cuando el padre jesuita Joseph de Acosta nombró en sus escritos una sopa hecha a base de papa a la que llamaban locro. Luego, pasó a formar parte de la dieta de los pueblos de la región andina, que centraban su alimentación en el consumo de papa, zapallo, maíz y porotos. Con el pasar de los años, cada localidad fue adaptándolo a sus costumbres, de modo que las recetas son variadas y pueden admitir el agregado de ingredientes como cebolla, ajo y ají molido, que le aportan un sabor picante y el tono colorado que lo caracteriza. Además, la carne ganó protagonismo y a la preparación se le suele agregar grasa de vaca o cerdo, mondongo cortado en pedacitos, huesos con carne, patas de cerdo y varios tipos de chorizo.

Foto: La Nación

Pastelitos

La historia de esta delicia proviene del 25 de mayo de 1810, cuando las vendedoras presentes en la Plaza llevaban en sus cabezas canastas llenas de dulces y anunciaban: “Pastelitos calientes que queman los dientes”. Esta masa crocante de hojaldre, con corazón de dulce de batata o membrillo, se puede elaborar tanto en casas particulares como en panaderías: se rellenan,se fríen en grasa y se espolvorean con azúcar.

Carbonada

Guiso exquisito proveniente de la época colonial, supo convertirse en uno de los platos típicos del Noroeste argentino, aunque el trono se lo disputan entre Salta y Jujuy. Su receta es tan característica de la tradición argentina que hasta José Hernández la incluyó en los versos del Martín Fierro. La carbonada contiene una gran variedad de verduras, maíz, arroz, choclo, pedacitos de carne vacuna y tiene una consistencia espesa que la diferencia del clásico puchero español. Su nombre deriva de su forma de cocción: se cocina hasta que todos los leños queden convertidos en carbón dentro de una gran zapallo ahuecado y cocido previamente en el horno.

Mazamorra

Fruto de la abundancia de maíz que había en la Argentina, nació la mazamorra. Es un postre típico de la cultura indígena, elaborado a base de maíz blanco, agua, azúcar y vainilla. En la época colonial, durante los actos revolucionarios, era vendido en las calles del pueblo y así se convirtió en una de las golosinas preferidas de los niños en 1810. Cuando escuchaban la frase “¡Mazamorra espesa para la mesa, y mazamorra cocida para la mesa servida!”, sabían que había llegado el mazamorrero, quien recorría las calles a caballo cargando sus tarros con la preparación.

Foto: La Nación

Empanadas

Es uno de los platos más populares del ADN argentino. En los días de la Revolución se vendían en la Recova de Plaza de Mayo al grito de “¡Empanaditas calientes para todos los valientes!”. En el país existen al menos doce tipos de empanadas distintas, cada una con su receta y su técnica de elaboración. Sin embargo, las más tradicionales llevan carne magra, cebolla, aceitunas y huevo picado. Se fríen en grasa y se sirven bien jugosas.

Foto: CUKit