CABA: 5 lugares “EMBRUJADOS” con historias escalofriantes

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Cada martes 31 de octubre se festeja Halloween, que en este caso sirve de excusa ideal para repasar las historias que sucedieron en la Ciudad de Buenos Aires. Si querés armar tu recorrido turístico del terror, te compartimos estos lugares imperdibles que no pueden faltar en tu itinerario, porque guardan oscuros secretos y trágicos finales. 


Los planes para festejar Halloween abundan: desde cervecerías y restaurantes que se lookean para la ocasión, hasta estrenos de películas que invitan a aterrorizarse en pantalla grande. Pero también es posible armar un itinerario personalizado de terror, con aquellos lugares de la Ciudad de Buenos Aires que fueron escenario de tragedias, misterios y finales espeluznantes. Bienvenidas y bienvenidos a este tour del terror, con 5 lugares “embrujados” en CABA.

La Mansión Colombo

El barrio de San Cristóbal alberga una mansión pintoresca de tres pisos, obra del renombrado arquitecto Virginio Colombo, que guarda una historia tan truculenta como aterradora… Corría el año 1926 cuando los mellizos Vittorio y Emmanuel Rocatagliatta, con 17 años, se mudaron a la parte más alta de esta casona de época. Dato clave: en la planta baja vivía la familia Zick, y puntualmente su hija Celina Amparo, de 16 años.

El amor de Celina enseguida generó rispideces y odio entre los hermanos, hasta puntos inimaginables y trágicos. El 17 de mayo de 1927, Vittorio primero ahorcó a su hermano (dejándolo sin vida), para después suicidarse de la misma manera. Al día siguiente, la madre se encontró con esta triste escena y su corazón no lo soportó, muriendo de un infarto en el acto.

Dicen que en las noches de lluvia la figura del ahorcado aparece misteriosamente en el mirador de este edificio ubicado en la calle Entre Ríos 1081. Habrá que ir para comprobarlo.

El restaurante Yamile

San Cristóbal es sede también de uno de los asesinatos más emblemáticos de la Ciudad de Buenos Aires. El escenario fue el restaurante Yamile, ubicado en la Avenida Garay al 2201, y los protagonistas, Emilia Basil y José Petriella. Emilia era una inmigrante libanesa, que en base a mucho trabajo, pudo abrir el negocio en una casona, la cual le compró a José en un cómodo plan de pago y con una condición: él podía quedarse hasta que le paguen la última cuota.

Amenazándola con ejecutar la hipoteca, José acosaba a Emilia cada vez que su esposo se iba de la casa. Así fue hasta el 24 de marzo de 1973: cansada de la repetitiva y terrible situación, Emilia lo estranguló cuando él intentó abusar (otra vez) sexualmente de ella. Lo que agrega más morbo es que Emilia cortó el cuerpo y lo hirvió en las ollas de la cocina del restaurant.

Si bien Emilia salió en libertad condicional tras 10 años tras las rejas, dicen que lo que aún perduran son los gritos de desesperación y un olor nauseabundo por Garay 2201. Como también, que algunas de las empanadas que se vendieron a los pocos días del asesinato no contenían solamente carne vacuna…

Casa de los leones

Nunca es buena idea tener de mascota a animales salvajes… Menos a un león. Pero Eustaquio Díaz Vélez, terrateniente de los importantes en la Buenos Aires de finales del siglo XIX, los amaba, al punto que adoptó tres ejemplares que hizo traer de África. De día permanecían en sus jaulas pero por la noche deambulaban sueltos en el jardín para ahuyentar a los ladrones.

Allí, en su mansión ubicada en lo que hoy es Montes de Oca al 100 en el barrio de Barracas, y acorde a las tradiciones, se llevó a cabo la boda de una de sus hijas. Debido a un descuido, un león se escapó mientras las personas celebraban, y de manera intempestiva atacó al novio, dejándolo sin vida, más allá del tiro (tardío) de don Eustaquio a la cabeza del animal.

La novia no aguantó la pena y al tiempo se suicidó con cianuro, dando matices más oscuros a la tragedia. Eustaquio, con depresión pero con el idilio hacia los felinos aún vigente, mandó a construir esculturas de leones en el jardín de la casa, una de ellas representando el ataque a su yerno. Aún hoy, vecinos y vecinas aseguran que por las noches se escuchan gritos y llantos: los primeros pertenecientes al novio, los segundos a la desconsolada novia.

La torre del fantasma

La Boca es un barrio emblemático y muy turístico pero que también esconde una de las leyendas urbanas más populares de la Ciudad de Buenos Aires. En realidad, no está tan escondida porque el Castillo de La Boca (o posteriormente bautizado como la Torre del Fantasma) destaca a simple vista, imponente, en Wenceslao Villafañe 361.

La adinerada María Luisa Auvert Arnaud ordenó su construcción para vivir allí, pero al igual que varios de sus sirvientes, al poco tiempo decidió abandonarla… La artista plástica Clementina fue la inquilina que se instaló en la torre, y donde recibió a una periodista que quería entrevistarla y fotografiar sus obras. Misteriosamente, a los pocos días, se suicidó.

En busca de explicaciones, la periodista reveló las fotos y descubrió algo aterrador: alrededor de un cuadro aparecían tres duendes. Al compartir con María Luisa la fotografía, ella aseguró que los duendes fueron el motivo por el que abandonó la torre… Los vecinos, para alimentar el mito, afirman que aún hoy se escuchan gritos y ruidos provenientes de la torre.

El Palacio de los Bichos

El 1 de abril de 1911 no era un día más para la vida de Lucía Giordano y Ángel Lemos, ya que fue la fecha elegida para celebrar su casamiento. ¿El lugar para el festejo? Un palacio construido por el arquitecto Muñoz González, a pedido del aristócrata italiano Rafael Giordano, padre de la novia. La noche no podía transcurrir mejor: música, baile, comida, invitados contentos y la flamante pareja, feliz, dispuesta a comenzar su luna de miel. Pero…

Cuando los novios ya estaban en su carruaje, un tren de carga sin luces los embistió, acabando con la vida de ambos en el acto. Abatido por ver la muerte de su hija desde el balcón, Rafael ordenó cerrar la mansión… Aunque son muchas las personas que afirman haber visto luces prendidas y bailes fantasmagóricos en el interior de la casa, y hasta escuchar gritos de espanto.

Ubicada en la calle Campana al 3200 (esquina Tinogasta), en el coqueto barrio de Villa del Parque, el Palacio de los Bichos, tal como se conoce a la mansión en honor a su antigua decoración con gárgolas, es otro punto obligatorio en este itinerario de terror.

Por Christian Ali Bravo