LA REVANCHA DEL ARCADE

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LOS E-SPORTS CON SUS COMPETENCIAS PROFESIONALES Y PREMIOS MILLONARIOS GENERARON UN FENÓMENO DE SIGNO OPUESTO, EL RETROGAMING. SOCIAL, MÁS SENCILLO, MÁS ECONÓMICO Y CON LA VISTOSA ESTÉTICA DE LOS OCHENTA, AL TEAM DE LAS CONSOLAS CLÁSICAS Y EL ARCADE LE QUEDAN VARIAS VIDAS.

Los universos digitales lúdicos, los juegos electrónicos en términos llanos, no fueron siempre iguales ni funcionaron del mismo modo en las sociedades. En Argentina, a principios de los 80, comenzaron a llegar las primeras consolas en las valijas de los pocos que podían viajar a Europa o a Estados Unidos. Hasta allí, la experiencia de jugar contra una máquina e, incluso, contra otro jugador a través de una máquina, estaba reservada a unos pocos chicos y adultos. La masividad llegaría con los locales de videojuegos, instalados primero en zonas turísticas para ir incorporándose progresivamente en todos los centros urbanos. Allí, de la mano de juegos ya icónicos como el Galaga, el Pac Man, el Commando y el Tetris, se fue creando una subcultura urbana de jugadores que, además de probarse en la máquina, se vinculaba socialmente. En los 90, el progreso de las consolas y la masificación de la PC diluyó este costado social porque ya no era necesario ir a ningún local a comprar fichas para jugar: en casa estaba todo. Primero fue a través de las computadoras y luego, con consolas específicas en las que se insertaban cartuchos de cada videojuego. La gran estrella de esta nueva etapa fue el Mario Bros. Faltaba todavía para que se pudiera jugar en línea.LAS GRANDES CONSOLAS CAMBIARON LA EXPERIENCIA DEL JUEGO. LOS GRÁFICOS MEJORARON, LAS NARRATIVAS SE COMPLEJIZARON Y LAS DESTREZAS PARA JUGAR, TAMBIÉN.

Con la llegada de las grandes consolas la experiencia del juego cambió. Los gráficos mejoraron exponencialmente, las narrativas se complejizaron y las destrezas para jugar también. Entonces hubo que “aprender” a jugar y esto dejó afuera a muchos que ocasionalmente pretendían compartir un momento con algún amigo o familiar sin tanta exigencia. En cierto modo, esa evolución le quitó al gran público no especializado algo de la diversión compartida. La respuesta surgió naturalmente desde los nostálgicos de la primera generación de consolas, aquellos videojuegos amigables, sencillos en sus comandos, para toda la familia si se quiere. Los Arcade, Atari y otros pioneros ya barridos por la evolución volvieron a tener un lugar en cierto público de mediana edad que los había jugado en la niñez y quería volver a ese espacio lúdico con amigos e, incluso, con sus hijos. Esas consolas vintage de primera generación vieron entonces un resurgimiento, por la vía de la nostalgia principalmente, pero también por su muy bajo costo en relación a las consolas modernas.La tendencia fue captada por el sector gastronómico que, por precios y alquileres módicos, comenzó a incorporar a su oferta de ambientación las máquinas de los 80. El combo que cada vez más bares ofrecen es un mix entre amigos, tragos y “fichines”, como se les decía cariñosamente a los Arcade. En tanto, en la web y en los dispositivos electrónicos, se amplió la oferta retro, adaptando esos juegos clásicos a las nuevas plataformas. Hoy, en el celular o en la tablet, se puede jugar al Pac-Man o al Galaga. Incluso, la onda vintage, que básicamente resalta el carácter social de los viejos locales de videojuegos y valora la posibilidad de jugar sin mayores destrezas, tiene clubes y asociaciones que organizan encuentros y torneos, que por supuesto no tienen la ultra competitividad de los actuales E-Sports, ni sus premios millonarios, pero sí una cofradía que valora la participación y acepta a todo el que se acerca.