Catalogado como un humedal de importancia internacional, se extiende por casi 1.000.000 hectáreas entre Mendoza, San Juan y San Luis. Con un ecosistema que estuvo a punto de desaparecer, se han podido recuperar diversas especies de flora y fauna, que invitan a reconectarse con la naturaleza.
Los humedales cumplen una función vital para el desarrollo de la vida en el planeta tierra: son ellos los encargados de regular el fluir del agua a través de los distintos paisajes. Así es que representan un factor clave en el suministro de los recursos alimenticios, en la regulación del clima y en la absorción de grandes cantidades de emisiones de CO2.
Para protegerlos es que existe la Red de Sitios Ramsar, que nuclea los humedales que adquieren una relevancia internacional respecto de lo acordado en el marco de la Convención sobre los Humedales.
Las Lagunas de Huanacache del Desaguadero y del Bebedero, extenso humedal que se extiende en las provincias de San Juan, San Luis y Mendoza, han recibido esta valiosa distinción. Primero en 1999, cuando se designaron 580.000 hectáreas, y luego en 2007, cuando la superficie se amplió a sus actuales 962.370 hectáreas. Sí, un verdadero tesoro nacional.
Naturaleza e historia
Debido a que en el último tiempo las lagunas han sufrido un severo proceso de desecamiento que casi culmina con su desaparición, las provincias han trabajado conjuntamente para llevar adelante un programa de rehabilitación y recuperar al menos parte de su variado ecosistema.
Gracias a ello, aún conviven especies de flora que van tiñendo la panorámica de diversas tonalidades de verde, y donde es posible, por ejemplo, divisar ejemplares de aves, roedores y mamíferos.
Pero además, en su inmensidad descansa un verdadero tesoro nacional, la Capilla del Rosario de las Lagunas de Huanacache, construida en el año 1753 con adobe, barro y paja. Tras el terremoto del 20 de marzo de 1861, la capilla tuvo que ser reconstruida en 1864, y en 1975 fue declarada Monumento Histórico Nacional.
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Un paraíso por descubrir
Para quienes sean amantes del turismo aventura y de adentrarse en el corazón de la madre naturaleza, las Lagunas Huanacache del Desaguadero y del Bebedero son un destino obligado. Al tratarse de una zona agreste, ubicada estratégicamente al noreste de Mendoza, al sudeste de San Juan y al noroeste de San Luis, representa una invitación irresistible para la observación sobre todo de aves y para realizar sorprendentes safaris fotográficos.
Uno de los senderos es el Zeque-ch Guaname-ri, producto del trabajo en conjunto con las comunidades originarias del lugar. De hecho, el significado de su nombre en lengua huarpe millcayac (pueblo que se asentó en la zona desde el siglo VI) es «El cantar de las aves».
Con una extensión de más de un kilómetro, cuenta con miradores para contemplar la flora autóctona en su mayor expresión y el río que separa Mendoza de San Juan. Pero además, este camino tiene un fin educativo, para que los pobladores locales puedan conocer los recursos naturales con los que cuentan, y así protegerlos y también valorarlos.
Respecto de los servicios que es posible encontrar en el humedal se destaca la zona de acampe que cuenta con baños, parillas, quinchos y hasta una despensa. A su vez, dentro del vasto territorio que ocupa este pulmón natural, hay algunas pequeñas localidades que también pueden proveer de alimento y otros menesteres.
Por Christian Ali Bravo
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