AVENTURA
UN RECORRIDO A PURA ADRENALINA DESCUBRIENDO LOS SECRETOS MEJOR GUARDADOS DE ESTA DESLUMBRANTE REGIÓN. DE TUCUMÁN A SALTA, ENTRE SALARES, CERROS Y DUNAS. EL ENCANTO DE LOS PUEBLITOS, LAS COMUNIDADES INDÍGENAS Y LOS SABORES DE LA COCINA REGIONAL.
Cerros, salares, dunas y vegetación andina. El paisaje de la puna pasa a la velocidad de las motos de cross que sortean obstáculos y aceleran inventando caminos, bordeando las vías olvidadas del tren. Al oeste de San Miguel de Tucumán, donde la provincia empieza a acercarse con Salta, la travesía aventurera se tiñe del color excepcional del norte argentino: ese espectáculo de montañas coloridas en el horizonte. El equipo Perla Negra, que organiza recorridos en moto por distintas zonas del país, está compuesto esta vez por 26 personas a bordo de sus motos y guiados por Pablo Terenziani. El viaje arranca en Yerba Buena (Tucumán). Desde allí, un trayecto breve hasta el cerro San Javier, un mirador desde donde se puede apreciar la ciudad capital de la provincia tucumana. Luego, las motos enfilan hacia Tafí del Valle, a través de una quebrada selvática. El primer tramo de la travesía culmina en Amaicha del Valle, una comunidad indígena rodeada de magia y color. Luego de degustar los sabores de humitas, empanadas al horno de barro y guisos de cabritos, el itinerario continúa hacia la mítica ruta 40, que une a la Argentina desde Tierra del Fuego hasta Jujuy. Una parada obligada son las ruinas de Quilmes, las más importantes del país que se conservan desde la era precolombina, gestionadas por la propia comunidad aborigen. Unos mates y a seguir otra vez por los caminos.
La primera noche de la travesía encuentra al equipo de Perla Negra en Cafayate, una ciudad del sur de Salta, donde los viñedos de torrontés se mezclan con dunas y montañas coloridas. Al día siguiente, el objetivo es atravesar los 162 kilómetros que separan a Cafayate del pequeño y pintoresco pueblo de Cachi, a través de una ruta zigzagueante que en algunas partes es de ripio y en otras de arena o tierra. En este tramo, la ruta llega a los 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar. “Cachi parece salido de un cuento”, apunta Terenziani. “Su iglesia y la pequeña y acogedora plaza, la amabilidad de la gente y la exquisita comida te hacen sentir mejor que en tu casa”, agrega. La travesía llega al punto del itinerario en que hay que emprender el retorno. El primer tramo está cumplido. La etapa que queda por delante, sigue siendo tan interesante como el camino recorrido. Lleno de sorpresas y espectaculares paisajes. A la salida de Cachi, la recta conocida como Tin Tin, que atraviesa el Parque Nacional Los Cardones, genera un espejismo que parece llevar la ruta hacia el infinito. Las montañas áridas están cortadas al medio por el cemento por donde se deslizan a toda velocidad las motos de cross de Perla Negra. Al salir de la recta, lo que viene es todavía mejor. La Cuesta del Obispo es un espectáculo en sí mismo. El paisaje árido se torna verde intenso y la ruta baja y se contorsiona haciendo dibujos caprichosos sobre la ladera de la montaña. Los sembradíos del valle y las nubes movedizas completan un cuadro excepcional. “Paramos a tomar mates y sacamos fotos mientras nos quedamos atónitos con el lugar. Pareciera que si estiramos la mano podemos tocar el cielo”, relata Terenziani. El viaje se termina y obliga a sus participantes a regresar a la realidad. Pero todos saben que pronto estarán nuevamente arriba de sus motos. “El que viaja con Perla Negra, seguro que repite la experiencia”, dice Terenziani. “Somos una cofradía de hermanos que hacemos estos viajes durante fines de semanas de entre 3 y 5 días para despejarnos y pasarla genial. En tres años, no tuvimos ningún accidente”, añade.
El proyecto nació hace ya algunos años. Luego de que su hermano, Maximiliano, falleciera en un accidente, Pablo empezó a dar clases gratuitas de motocross y conducción vial. Así nació Perla Negra. El nombre se debe a que el grupo se moviliza en un ómnibus pintado de negro. Con dos meses de anticipación, Terenziani empieza a formar el grupo que finalmente se subirá al Perla Negra para visitar alguno de los rincones del país. En este caso, fue el bello circuito que une San Miguel de Tucumán con Salta. La finalidad siempre es la misma: recorrer la inmensa y hermosa geografía argentina, probar los manjares culinarios de las distintas regiones, conocer gente y realizar campañas solidarias.
Quienes se sumen a una travesía de Perla Negra deben tener licencia de conductor vigente y ser mayores de edad. En caso de no tener moto, se alquila una acorde al trayecto. El uso del casco es obligatorio, así como la ropa adecuada dependiendo del sitio de la travesía. Una vez coordinado el evento con los organizadores, el traslado hasta el punto de partida se realiza junto al resto de los integrantes en el ómnibus de Perla Negra. Los precios varían según los días de excursión e incluyen traslado, alojamiento y todas las comidas y bebidas. Se hace una travesía por mes. En Facebook: Perla Negra – Hermanos de Ruta