Pulperías, parillas, parques, sierras y mar: la GUÍA más COMPLETA con 10 escapadas CERCA de CABA

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Parques temáticos

– El Jardín Japonés de Escobar, ubicado entre las calles Alberdi y Spadaccini, fue diseñado por el ingeniero agrónomo y paisajista Yasuo Inomata, quien también ideó el Jardín Japonés de Buenos Aires. Especies arbóreas para contemplar, estanques con plantas acuáticas, cascadas y peces, además de pequeñas montañas y puentes, son el atractivo principal de un espacio zen de 2.500 metros cuadrados. El lugar invita, desde su colorida geografía, a poner el tiempo y las obligaciones en pausa.

Durante el receso invernal se llevarán adelante actividades gratuitasVisitas guiadas los días 16 y 30 de julio a las 15, y taller de origami el sábado 23 a las 15 también, con reservas previas en turismo@escobar.gob.ar. Abierto de martes a domingo de 10 a 18. Menores de 6 años, jubilados y personas con discapacidad tienen ingreso sin cargo.

– Sin salir del partido de Escobar, en la localidad de Ingeniero Maschwitz, se encuentra la Granja Educativa Don Benito, un espacio donde se busca concientizar a las personas mayores y a las infancias sobre la importancia  del cuidado del medio ambiente, los animales y la vegetación en la zona.

Caballos, vacas, ovejas, cabras, cerdos, llamas, conejos, gallinas, patos y gansos pueblan sus  14 mil metros cuadrados. Mesas de picnic donde se puede almorzar o merendar lo que se lleva de cas o se adquiere en los espacios gastronómicos

Otro imperdible de Don Benito son los parques aéreos Aventura y Bigg. El primero, para niños y niñas de 5 a 9 años que superen el metro de altura, el segundo para chicos y chicas a partir de los 9 años que superen los 1.30 mts. y hasta adultos. Las instalaciones de la granja se pueden disfrutar de miércoles a domingo de 9 a 17.

– La República de los Niños, ubicada en la localidad de Gonnet e inaugurada el 26 de noviembre de 1951, es considerado el mayor emprendimiento infantil de Latinoamérica y único en su tipo en todo el continente. Lo pueblan 35 edificios de estilos medievales, europeos, islámicos y modernos, levantados a una escala acorde a niños y niñas de 10 años de edad. En sus 53 hectáreas se despliegan atracciones como el Palacio de la Cultura, la Casa de Gobierno, el banco, la capilla, el palacio de justicia, la legislatura. Una serie de lugares que despiertan la fascinación de los niños pero que también lleva a los grandes de viaje a su infancia y los reconectan con su espíritu lúdico.

Hay también diferentes propuestas gastronómicas, un lago donde se puede hacer paseos en barco, zona de juegos mecánicos y hasta un aeropuerto, la Muestra del Archivo Histórico de República de los Niños y el Museo de los Muñecos. Y mucho más. La entrada es libre y gratuita.

Sierras bonaerenses

– Entre las perlas que ofrece el Sistema de Tandilia (el macizo orográfico bonaerense ubicado al sudoeste de la provincia), destaca Balcarce. Allí, entre buena gastronomía y la memoria de Juan Manuel Fangio, hijo dilecto de la localidad, se impone el turismo de aventura en la sierra. Refugio Sierra La Vigilancia (www.sierralavigilancia.com) es un centro de escalada en roca y actividades de aventura donde su creador, el montañista Pablo Pilotta, promete para todos los días de vacaciones de invierno “salidas con trekking, escalada en roca, rapel, tirolesa, arquería, palestra y mountain bike».

– Tandil, otra de las localidades imperdibles de la zona, invita a disfrutar de sus ineludibles salames tandileros, sus picadas y quesos. La recomendación en ese sentido siempre recae en el tradicional local Época de quesos (calle 14 de Julio 604). Otro atractivo singular, en el paraje El Centinela, es el Centro Recreativo de Fauna Rescatada. Cuenta con más de 70 especies para observarlas durante el proceso de recuperación en un hábitat natural. Algunas de ellas son: zorro albino, ciervos, carpinchos, gato montés, zorros, lagartos, aguiluchos, yarará, tucanes, carpintero blanco, pavo real, conejos, monos y cabras.

– En la Comarca Turística de Sierra de la Ventana, brilla con luz propia Tornquist, donde se puede empezar con la propuesta de ciclismo zonal de Diego Pizzo (@mtbikeciclo), seguir con Estancia Mahuida Co, donde se ofrecen paseos en un carretón con lugar para una decena de personas dentro de una estancia de 200 hectáreas y a puro contacto con la naturaleza, para culminar con el Parque Provincial Ernesto Tornquist, 6.700 hectáreas de superficie y la posibilidad de realizar excursiones, trekking y recorridos guiados, entre muchas actividades. El Parque se encuentra en el Km 222 de la ruta RP 76, tiene tarifas diferenciales para menores de 12 años (los menores de 6 no pagan). Además los visitantes pueden lograr un precio distintivo si el plan es visitarlo durante tres días consecutivos.

Castillos

–  A menos de 300 kilómetros de Capital, en el partido de Rauch se encuentra el Castillo de San Francisco, un casco de estancia también conocido como Castillo de Egaña y construido bajo el mando de una de las familias patricias de la época. El palacio demoró unos 12 años en terminarse, entre 1918 y 1930, y algunos de los materiales de la obra fueron traídos directamente desde Europa. Más de 70 habitaciones, 14 baños y 2 cocinas formaban parte de la magnificencia y lujos que decoran este lugar. Jamás utilizado como vivienda, el espacio quedó abandonado en los 70 y hasta el día de hoy sigue en esa instancia.

– Igual de atractivo es el Castillo Guerrero de Domselaar, palacio de estilo francés que data del 1880 y fue construido en honor a Felicitas Guerrero, mujer de alta sociedad considerada una de las más bellas de aquél entonces y heredera de una de las fortunas más grandes del país. Se encuentra en el kilómetro 58 de la RP 210, en San Vicente, y fue escenario de películas como “El cuento de las comadrejas” y “Crónica de una fuga”. Se puede visitar mientras se admiran las reliquias y objetos de la familia.

Dos lagunas y una isla

– La laguna de San Miguel del Monte es enorme: 700 hectáreas de superficie y una profundidad de entre 1.5 y 2 metros. Atractivo (no el único pero sí el más sobresaliente) de una de las ciudades más antiguas de la Provincia de Buenos Aires, a la que se llega tomando la autopista Ricchieri, sentido Ezeiza, luego la autopista Buenos Aires/Cañuelas, hasta empalmar con la RN 3, que lleva directo a la localidad.

A su borde, los fines de semana se despliegan una buena cantidad de footrucks con ofertas variadas de comida. Hay también una buena profusión de campings y alternativas de alojamiento, además de un paseo costero ideal para la caminata o el paseo en bicicleta. Muy concurrida por los pescadores (en sus aguas nadan pejerreyes, dientudos, bagres, carpas) y por quienes hacen deportes náuticos, también la surcan lanchas a motor y embarcaciones a vela.

– Un tesoro escondido de esta laguna es la extensa Isla Sistina, cuya historia cuenta que su nombre en realidad era Isla Grande de la Laguna del Monte. La leyenda narra fue habitada hace más de 3 mil años. Entre 1981 y 1984, el terreno fue adquirido por una condesa austríaca, viuda y enamorada de la Argentina llamada Ena Wenckheim. Allí fue que su nombre cambió y se rebautizó como isla Sistina, debido a la región romana de donde era originaria.

Además del descanso y la tranquilidad que ofrece la isla, se pueden realizar paseos en lancha, recorridos en kayak, esquí acuático, wakeboard, kitesurf y caminatas, entre otras actividades. Se encuentra en la localidad de Guaminí, al sudoeste de la Provincia de Buenos Aires, aproximadamente a unos 480 km. De CABA.

– Otro de los espejos de agua que reparte la geografía bonaerense y resulta un gran atractivo turístico es la Laguna Chasicó, una de las más grandes de la provincia con su extensión de 12 mil hectáreas. Además, es clave en la pesca de pejerrey: así lo acreditan pescadores deportivos que llegan de Río Negro, Mendoza, Córdoba y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. A su vez, el balneario de Chapalcó, ubicado sobre la laguna, se caracteriza por sus playas de suaves declives, donde los aficionados a la fotografía buscan retratar la fauna y la flora lacustre y también la puesta de sol con su diversa gama de colores. Esta villa turística cuenta con todos los servicios: cabañas, casas de alquiler, proveeduría, restaurante, baños y duchas públicas, fogones, camping, sala médica, policía, guardavidas y guardaparque.

Almacenes de campo

– El Almacén San Francisco (@almacen_san_francisco_rp), en el paraje La Paz Chica, partido de Roque Pérez, data de 1933. Hoy regenteado por Samantha Krause y su esposo, Martín Parzaniello, es parte de un entramado de boliches de pueblo que caracteriza la zona. Está ubicado en un cruce de caminos rurales, a 7.5 km de la ruta nacional 205. Abierto los sábados y domingos desde la mañana y hasta a la tardecita (de lunes a viernes está cerrado), ofrece, según detalla Samantha, “platos regionales, todo casero y hecho en el día”.

Y sigue: “De entrada, diferentes verduras asadas, buñuelos, empanadas de campo fritas, chacinados y quesos caseros. De principal solemos tener pastas, bondiola al plato con papas fritas y ensalada, y de postre, panqueques con dulce de leche o alguna fruta de estación en almíbar. El ‘Sanfra’ no es un lugar de paso pero tenemos bastante afluencia de turistas y muchos clientes y amigos y amigas de la casa que vienen cotidianamente”, cierra, orgullosa. 

– En Fulton, un pueblo pequeño de tres cuadras de largo y cuatro de profundidad, con apenas 60 habitantes y ubicado a 23 km. de Tandil, se encuentra Almacén Adela. Con Romina Romeo y su marido, Patricio Molina, al frente, este almacén de ramos generales fue de a poco logrando afluencia de público a fuerza de preparar platos caseros. “Nos visitan de bastantes lugares: Azul, Bahía Blanca, Mar del Plata. Gente que se hace el viaje solo para almorzar acá. Y también turistas que vacacionan en Tandil y se acerca a Fulton a conocer”, cuenta Romina.

La tortilla, hecha con huevo de campo, es una de sus especialidades. También las empanadas y milanesas. Pero Fulton no se queda ahí, además, ofrece conocer la fábrica de conservas que elabora un vecino de la zona, y recorrer la fábrica de alfajores Estaful, donde se puede probar el producto acompañado de un café.

– En Almacén 4 esquinas conviven un restaurante, la típica almacén de campo y un tambo ovino con 100 ovejas frisonas lecheras de donde sale la materia prima para los excelentes quesos que elabora Fabián Bugna. Él, junto a su esposa, Romina Somi, llevan adelante este emprendimiento ubicado sobre la ruta provincial 74, a 28 km de Tandil y 3 de Azucena, un pueblito con 200 habitantes. Los quesos (pecorino, feta, manchego, gouda, dos leches -mezcla de ovina y bovina- o halloumi) son ofrecidos a los clientes junto con otros productos, también derivados, como dulce de leche y yogur estilo griego. Y son el complemento ideal para los sándwiches, las picadas, las empanadas de carne cortada a cuchillo, los platos calientes: guisos, pastas rellenas; vacío, bondiola y chorizo al horno de barro.

Pueblos gastronómicos

– Uribelarrea, a sólo 84 kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por la ruta 205, es una especie de meca gastro, estatus apoyado en restaurantes de campo, charcuterías, pulperías, casas de té y ferias de emprendedores. No es lo único, también hay actividades paralelas como caminatas y paseos a caballo, o la invitación a recorrer sus pintorescas calles, la Iglesia Nuestra Señora de Luján, la Escuela Agrotécnica Salesiana “Don Bosco”, la Plaza Centenario, el Museo de Maquinaria Agrícola o la vieja estación de tren.

Pero por supuesto que su gran atractivo está en los locales relacionados con la gastronomía, una treintena de espacios donde se mezclan sabores tradicionales con ambientes camperos que hacen la experiencia completa: Pueblo Escondido (Don Bosco 499), un bodegón de campo donde se afina el arte de la buena charcutería, basada en recetas italianas heredadas de la familia de los propietarios. También La Pulpería de Uribe (Hermana Gufani 365), lugar pequeño pero con espacio al aire libre muy disfrutable, y donde a los productos típicos regionales hay que sumarles los alfajores de elaboración propia.

– Para llegar a Carlos Keen (otro nombre fijado en el universo gastro bonaerense) hay que tomar Acceso Oeste, bajar en el kilómetro 72 y luego transitar 10 kilómetros por un camino rural conocido simplemente como “acceso a Carlos Keen”.  Antes de sacar cuchillo y tenedor, se pueden recorrer brevemente (aquí es todo a pequeña escala) la Plaza Central, la vieja estación de tren  y la feria artesanal. También la Capilla de San Carlos de Borromeo (inaugurada en 1906), el Museo Rural (frente a la estación de tren), la Sociedad de Fomento o el Granero Museo.

Y ya enfocados en lo gastronómico, el pueblo se prodiga en más de una veintena de locales, aunque su fuerte son las parrillas: la recomendada La Casa de la Ñata (General Paz y San Carlos), donde ofrecen carnes a las brasas, picadas y pastas. Y también Lo de Tito (Bernardo de Irigoyen 251), una parrilla libre que ofrece tranquilidad con sus mesas al aire libre, ideal para comer en un lugar amplio y relajante, bajo los árboles

– Una hora y media de viaje en auto (98.9 km por la combinación Acceso Oeste/RN 5) separan Ciudad Autónoma de Buenos Aires de Tomás Jofré. Los fines de semana cambia su fisonomía al recibir la visita de miles de personas y su cercanía con Mercedes lo hace no sólo un muy concurrido polo gastronómico sino también escenario de la célebre Fiesta Nacional del Salame Quintero, a la que acuden visitantes de todo el país y del extranjero.

Los más destacados restaurantes son Silvano (esquina de calles 804 y 807) un pionero de la zona que seduce con sus picadas y sus raviolones de verdura con estofado de pollo; y Almacén Fronteras (Calle 812 y Boulevard A), donde se alterna el menú libre (entrada de quesos y fiambres, pasta, parrilla, guarniciones y postres, con bebida incluida) con menú a la carta. Y en otro orden de cosas, aunque no posee un variado desarrollo edilicio, Tomás Jofré ofrece también una pintoresca feria artesanal y la chance de hacer paseos en sulky o cabalgatas.

– La localidad de San Antonio de Areco —pueblo al que se accede por la RN 8 tras 110 km de recorrido— es palabras mayores en desarrollo gastronómico: se dice que hay alrededor de 70 locales dedicados al rubro. El casco histórico, los museos que guardan la tradición gauchesca, los talleres de artesanos, las platerías, las estancias, los bellos hoteles y hospedajes, las cabalgatas, el trekking, las actividades náuticas en el río Areco, las excursiones en bicicleta, son sólo algunos de los sitios y actividades que ofrece uno de los pueblos más antiguos de la Argentina, fundado en 1730.

Sintetizar la oferta gastronómica es imposible. Tierra de pulperías, tiene en el Boliche de Bessonart (Zapiola y Segundo Sombra) un fiel representante de esta estirpe: 150 años de historia, muy buenas picadas y excelentes empanadas. Nada más, nada menos. Otros a tener en cuenta, de características similares: El Batará (Arellano 59) y Pulpería Lo de Tito (Matheu 411). El bar Tokio, frente a la plaza principal, es mas terrenal acaso pero respira una innegable mística. Para el cierre dulce se impone visitar la chocolatería La Olla de Cobre (Matheu 433) y llevarse sus respetados alfajores.

Al borde del mar

– Aguas Verdes es un tranquilo sitio balneario perteneciente al Partido de La Costa, ideal para ser visitado por familias o parejas que buscan alejarse del bullicio. La inmensidad de sus playas, el cordón de dunas de casi 6 metros y su vegetación, hacen que este destino sea una gran opción para sumergirse en la naturaleza. Se encuentra atravesada por una de las atracciones arquitectónicas más maravillosas del lugar: el famoso Castillo Duhau que puede verse desde los médanos.

– A sólo 5 km de la ciudad balnearia homónima se erige el Bosque de Miramar, denominado centro místico y visitado por turistas de todo el mundo, debido a que desafía las leyes de gravedad. El lugar es conocido por el protagonismo de un fenómeno: tomar dos ramitas del suelo, colocarlas en forma de “T” y observar que quedan sostenidas de una manera imposible. Algunos lo atribuyen a la caída de un meteorito en el lugar hace miles de años; otros cuentan que allí había un antiguo cementerio de pueblos originarios y que sus espíritus se hacen presentes; los menos aseguran que es un portal dimensional. Lo cierto es que este bosque encantado es el enigma mejor guardado de la costa atlántica.

– San Eduardo del Mar pertenece a una localidad del partido de General Pueyrredón, próxima a Chapadmalal, pero con menos gente aún. Posee un paisaje muy peculiar, con una reserva dunícula muy cuidada, tanto por los lugareños como por los visitantes. En esta área protegida no se permite el acceso de vehículos motorizados, como 4×4, cuatriciclos o motos. Así, quedan solo el viento y su sonido. Esta peculiar ciudad balnearia cuenta con una playa llamada “La escondida”, nombre que lo dice todo sobre su ubicación oculta.

– A 30 kilómetros de Pinamar se encuentra Punta Médanos, lugar con dunas monumentales que hacen que sea un sitio perfecto para los amantes de la aventura. Sus espacios agrestes, casi desprovistos de gente, conducen a su antiguo faro. Además, un paseo por la arena descubre esqueletos de barcos que naufragaron, encallados en la costa (los hay también en el fondo del mar). Caminatas, cabalgatas, avistaje de aves, deportes náuticos y pesca, son sólo algunas de las actividades que ofrece esta propuesta turística.

Parque Nacional

– El Parque Nacional (PN) Ciervo de los Pantanos es un espacio para la conservación y protección ambiental en la provincia de Buenos Aires, que además constituye un importante atractivo turístico para los amantes de la naturaleza. Alberga a más de 300 especies de aves y más de 50 mamíferos.

Se encuentra en el partido de Campana, a poco más de 70 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires. Llegar es muy fácil, sólo hay que tomar la Autopista 9 y seguir las indicaciones de la bajada que está bien señalizada.

El PN abarca un total de casi 5.300 hectáreas y presenta terrenos con pastizales altos, dominados por enormes cortaderas o «colas de zorro», que albergan aves como los mistos y corbatitas. En la barranca se conforman bosques naturales de talas, saucos, ombúes y espinillos, y es recorrida por zorzales, tacuaritas azules y pepiteros, en el mismo ambiente donde las comadrejas overas y gatos monteses encuentran refugio diurno.

Trío de opciones de glamping

– Ubicado en el Canal del Este (Delta del Tigre), Refugio 31 invita a descansar cálidamente entre las alturas de los árboles. Comidas con el río de fondo, música y danza alrededor del fuego, y diversas actividades, como lecturas, yoga, meditación, masajes o astrología, son algunos de los atractivos, además de habitaciones con todas las comodidades. A no temerle al frío: hay plumones de abrigo en cada cama y calefacción.

– Un predio de 16 hectáreas con 600 metros de costa y un increíble bosque son el marco ideal para albergar Refugio Natural Glamping, en Lobos. Con una vista inigualable a la laguna que caracteriza la localidad, se pueden realizar deportes náuticos, cabalgatas o rural bike. Las carpas tienen la comodidad de un hotel pero con tranquilidad absoluta y en pleno contacto con la naturaleza. Además, cuenta con pequeño restaurante que también es cervecería.

– En Puesto Viejo, Cañuelas, se ofrece alojamiento en carpas africanas equipadas con camas, alfombra, ropa de blanco, mesita de luz y baño privado completo. Cada una de las habitaciones cuenta con su propio baño. El paquete de ingreso incluye una cabalgata grupal y un paseo por el laberinto de pinos. Eso sí, no hay wifi en la zona, por lo que la desconexión realmente es absoluta. 

Gastronomía frente al río

– En Enero Restaurant,  localizado en Costanera Norte y con sólo la avenida Obligado mediando entre su ambiente exótico y el río, la propuesta gastronómica es un viaje por diferentes cocinas del mundo. Hay parrilla, carnes, pesca, pastas y días de sushi omakase. También un menú para la tarde, con opciones dulces y saladas. Avenida Rafael Obligado 7180 (IG: @enerocostanera)

– El restaurante de comida texana Ribs al Río se destaca por sus carnes, ahumadas artesanalmente a la leña, tal como se hace en aquel estado sureño de los Estados Unidos. De ambiente rústico, el espacio exhibe en su patio central grandes ahumadores, de donde salen distintos cortes, sazonados con un rub de especias secreto, que luego se depositan durante horas en esos enormes tambores, hasta que el pit master decide que están a punto. Y hay más: empanadas de brisket, papas fritas crinkle (extra sabrosas y crocantes), tacos ahumados de cochinilla pibil (que también tienen versión vegana) cervezas y cocktails para acompañar.
Av. Costanera Rafael Obligado 7010, Patio Costanera Norte. (IG: @ribsalrio)

– El cierre está dedicado a Puerto Arroyón, un restaurante ribereño donde se pueden comer carnes a las brasas, pastas, empanadas fritas y más. Sólo hay una manera de llegar: por agua. Familiarmente conocido por “Lo de Boraso”, está lejos del glamour pero tiene el sabor inigualable del Delta de Tigre. Regenteado por una tradicional familia de la zona, ofrece la mágica (e ineludible) opción de comer frente al arroyo Arroyón, ya sea en los balcones que lo miran o en las mesas que están ahí nomás del agua, sobre la playa de arena. Hay barra de tragos, juegos para chicos y mucha tranquilidad. Intersección de arroyos Arroyón y Boraso, Tigre. (IG: @puerto.arroyon)