Compañeros en las siestas de verano o cuando la lluvia impide un día de playa, los juegos de mesa son el entretenimiento número uno para chicos y grandes. La diversión ideal para la familia sin la necesidad de estar conectados.
Durante las vacaciones aparecen varios desafíos. Uno de ellos es lograr que los más pequeños levanten sus miradas de las pantallas de los celulares y conecten con el resto de los integrantes del hogar. Este problema es común a cualquier escenario que se piense, ya sea que la familia se haya quedado en la ciudad o bien esté en algún lugar de veraneo.
En tiempo de vacaciones, los juegos de mesa aparecen como grandes aliados para sentar a padres e hijos a la misma mesa, compartir tiempo juntos, reírse y hasta generar un espacio para que los chicos sigan aprendiendo y desarrollando capacidades. Por ello, desde Un Camino, les queremos recomendar algunas opciones para que tengan en cuenta.
Cuando los más pequeños aún son preescolares, se puede empezar a jugar con el clásico Memotest, en el que hay que armar pares; con palitos chinos y también con juegos de encastre, que vienen en diferentes tamaños, niveles de sofisticación y para todos los bolsillos. Además de generar un buen momento, ayudan a desarrollar la memoria fotográfica, la creatividad y la motricidad fina. Mientras que para la playa hay que pensar opciones más sencillas como los dados, el dominó o las cartas. Sim embargo, nada ofrece más tiempo y espacio que una tarde de lluvia en vacaciones -es cuando se puede empezar a introducir juegos más complejos-.
A los más chiquitos les podemos proponer el Ludo, Serpientes y Escaleras o el Juego de la Oca. Cuando van creciendo podemos ir sofisticando el asunto con el Juego de la Vida y El Estanciero. El siguiente nivel de dificultad habilita el Pictionary, el Carrera de Mente y hasta el TEG. Todos clásicos que son inoxidables y que no fallan pero también hay que animarse a probar otras opciones.
La Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ) apunta que hay nuevas alternativas a la hora de probar juegos de mesa. Basta con acercarse a una juguetería y preguntar qué hay de nuevo. Por ejemplo InfiniCuentos es una propuesta para expandir la creatividad e imaginación y fomenta la estimulación de la oralidad y la lecto-escritura. Sus productos se utilizan desde los 4 años en adelante pero son muy entretenidos también para los adultos.
El juego Formas está compuesto de tarjetas borrables, que desafían a encontrar cosas donde el único límite es la imaginación. Tiene más de 20 maneras de jugarlo. Otro juego, Mil Mundos, es una serie de láminas gigantes para pintar en grupo y jugar de a muchos.
Ya sea que pasen largas tardes en la playa o que toque algún día de lluvia, hay muchas cosas que se pueden hacer además de recurrir a las pantallas. Las cartas, los dados y los juegos de mesa no pasan de moda y son gran compañía de todas las generaciones.