Por Gimena Bugallo.
Estas porciones de tierra suspendidas en el agua, que funcionan como pequeños espacios turísticos con abundante naturaleza y son abrazados por los mares, se formaron como consecuencia de diferentes procesos geológicos.
Se las distingue a partir de su origen, por ejemplo, pueden ser volcánicas, coralinas, prolongaciones de un continente o cimas de montañas submarinas. Algunas de ellas se encuentran agrupadas y forman así una unidad geográfica conocida como archipiélagos, mientras que otras se encuentran en lo que aparenta una extrema soledad pero son realmente el hogar de innumerables especies de animales y plantas.
En este Top 5, te invitamos a descubrir cinco islas de nuestro país que albergan tesoros en su interior.
Isla Ariadna, Buenos Aires
Este pequeño lugar, localizado al sur de Punta Alta, en el partido de Villarino, tiene unas dimensiones aproximadas de 2 x 2 kilómetros y una superficie de 500 hectáreas. Al igual que sus vecinas de Trinidad, Bermejo, Embudo y Wood, la isla Ariadna forma parte de la Reserva Provincial de Uso Múltiple Bahía Blanca, Verde y Falsa, creada en de 1998 con el objetivo de preservar la virginidad de la región y de realizar diversas actividades científicas. Esta porción de tierra es el único lugar en el país donde se puede pernoctar sobre las aguas del Océano Atlántico, de hecho, hay un único alojamiento conocido como Posada delTiburón. Para acceder a ella, hay que cruzar desde el Club de Pesca de Bahía Blanca o desde Punta Alta, dependiendo de la altura de la marea. Los visitantes pueden conectar con la tranquilidad del espacio dado que es un lugar geográficamente muy particular y avistar orcas, tiburones y delfines.
Isla de los Pájaros, Chubut
En las aguas del golfo San José, al norte del istmo Ameghino, en la península Valdés, se encuentra este refugio de aves, principalmente de gaviotas, cormoranes, pingüinos y ostreros. Aquí yacen miles de ellos, amontonados en las rocas, donde hacen hogar con vista al mar. La forma de la isla es muy característica y popular puesto que es chata en sus extremidades y, en el centro, tiene una pequeña meseta que se eleva. Cuenta la leyenda que el piloto francés Antoine de Saint Exupéry, autor de El Principito, vio la silueta de esta isla y se inspiró en ella para describir la célebre “boa que se tragó un elefante” en su novela.Desde 1974 está prohibido el ingreso dado que fue considerada como una zona intangible pero en la costa hay un centro de interpretación en donde se instalaron binoculares desde donde se puede apreciar el vuelo de las aves y su actividad en su hábitat natural.
Isla Martín García, Buenos Aires
Esta isla argentina, donde predomina el verde, se encuentra más cerca de la costa de Uruguay que de la nuestra y tiene unos dos kilómetros cuadrados en total. Fue avistada en 1516 por Juan Díaz de Solís y sus marineros, de hecho, su nombre recuerda a uno de ellos que murió durante la navegación de estas aguas. Martín García, a diferencia del resto de las islas del Delta, es un desprendimiento rocoso del plegamiento precámbrico del macizo de Brasilia, algo que la diferencia del resto ya que las demás tienen su formación a partir de la acumulación de sedimentos provenientes de los ríos Paraná y Uruguay. Aquí realmente uno puedo respirar historia: hay edificios antiguos, cañones heredados de la Guerra de la Triple Alianza, casas donde fueron detenidos presidentes derrocados a lo largo del siglo XX, como Irigoyen, Alvear, Perón y Frondizi, ruinas de una cárcel militar, un museo y un faro, entre otras atracciones. Además, existe la posibilidad de caminar los senderos que llevan a sus bosques y costas.
Isla San Martín, Misiones
Un paraíso de biodiversidad de una belleza sinigual en medio de las Cataratas, más exactamente, en pleno Río Iguazú. La isla se extiende por los tres niveles que forman los saltos, pero solamente el nivel inferior y el del medio se hallan habilitados a los visitantes. Para acceder a ella, uno debe hacerlo desde el embarcadero situado en el Paseo Inferior y subirse a una de las lanchas totalmente equipadas que efectúan el pase a la isla para poder desembarcar en sus playas. Una vez aquí, se puede acceder a una única formación geológica denominada La Ventana que permite visualizar a la distancia una panorámica de la Garganta del Diablo y los saltos brasileros.A lo largo de la caminata hay diversos y pequeños saltos de agua que acompañan la visual. Es importante destacar que este recorrido requiere de una exigencia física de alto rendimiento puesto que pasear por ella nos llevaría unas dos horas aproximadamente.
Isla Victoria, Neuquén
En el corazón del Parque Nacional Nahuel Huapi aparece esta isla de naturaleza prístina de unos 20 kilómetros de largo. Dicen que antiguamente se la llamabaVictorica, para honrar a un militar, hasta que finalmente y por una confusión del lenguaje, se simplificó en su nombre actual. Esta reserva natural sólo admite ser recorrida en parte e invita a los paseos desde Puerto Pañuelo hasta la vecina península Quetrihué, donde se encuentra el Bosque de Arrayanes. Además, recorriendo sus senderos, se llega hasta Playa del Toro, en donde se pueden observar las pinturas rupestres hechas por los pueblos originarios que habitaban esta milenaria zona y caminar por las playas de arena volcánica.