Amor de verano
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La provincia que esconde entre sus sierras el aire más puro del país, regala la oportunidad única de disfrutar de una temporada de descanso en enero. Desde Merlo hasta Potrero de los Funes, con escala en El Trapiche, una guía para recorrer sus más variados paisajes.
Por Christian Alí Bravo.
Hay una provincia que esconde entre sus sierras el aire más puro del país, un mirador que le roba al atardecer su mejor cara, un parque nacional con huellas jurásicas y saltos de aguas que aguardan pacientes a quienes buscan adrenalina y nuevas aventuras. San Luis tiene todo lo necesario para enamorar a primera vista, y convertirse así en un intenso e inolvidable amor de verano.
Villa de Merlo: aire que cura
Por su innegable vinculación a las vacaciones, el verano quizás sea la estación más esperada del año. Entonces, qué mejor destino que aquel con la mejor calidad ambiental del país para respirar aire fresco y tomar un descanso. La atmósfera de Villa de Merlo proporciona un oxígeno muy beneficioso para los seres humanos y las plantas, y hasta los lugareños afirman que su clima es sanador. ¿La razón? La abundante presencia de líquenes, que confirman tanto la calidad del oxígeno como la ausencia de contaminación.
A los pies de las Sierras de los Comechingones, en el punto noreste de San Luis, esta ciudad supo ganarse el reconocimiento internacional al portar el tercer microclima a nivel mundial.
Gracias a sus factores ecológicos, la naturaleza desborda en Merlo con lugares que paradójicamente quitan el aliento, como el mágico arroyo Piedra Blanca, la reserva natural floro-faunística de Rincón del Este, el Salto del Tabaquillo y su encantadora cascada, el Mirador de los Cóndores y la posibilidad de disfrutar de un parque aéreo, y el Filo Serrano y su inigualable postal del atardecer.
Potrero de los Funes: encanto natural
En el corazón de un valle pincelado a mano a casi 1000 metros sobre el nivel del mar, a menos de 20 kilómetros de la capital, y con cerros que lo rodean para que no se escape ni una pizca de su encanto, Potrero de los Funes es uno de los destinos predilectos dentro de la provincia.
Basta desandar el camino al Mirador de los Molles para, de un vistazo, disfrutar de todo su esplendor. O visitar el dique, que es el más añejo de toda la provincia, y maravillarse con el reflejo que el agua tiene para mostrar. Y por qué no, perderse en el silencio del Río Potrero o en la belleza del Salto de la Moneda.
Un paseo por la costanera El Solar y un día en el Parque Nativo alcanzan para confirmar que siempre habrá ganas de volver a Potrero, y que no se trata simplemente de un amor fugaz.
Parque Nacional Sierra de las Quijadas: viaje a la prehistoria
Si bien se ubica al noroeste, a casi 120 kilómetros de la capital, el Parque Nacional Sierras de las Quijadas parece un lugar de otro planeta y, ciertamente, de otra era. Sus serranías áridas, que han sido erosionadas a capricho y voluntad del viento y el agua por casi 25 millones de años, dibujan impredecibles laberintos, imponentes farallones e infinitos barrancos de un color rojo tan intenso como la sensación que se vive al caminar por allí.
Más, si se tiene en cuenta que esa misma tierra la pisaron especies ya extintas como dinosaurios y reptiles voladores. De hecho, se han encontrado restos fósiles de pterodaustro, reconocido por ostentar un pico tan grande como peculiar, curvado hacia arriba.
A lo largo y ancho del parque se abren diferentes senderos que permiten adentrarse en el corazón de esta maravilla natural de formaciones rocosas jurásicas, siempre que sea con la compañía de un guía. Por ello, es necesario contactarse previamente para coordinar la salida.
El Trapiche: tiempo de relax
A menos de 40 kilómetros de la capital provincial, El Trapiche es un destino ideal para refrescar tanto el cuerpo como las ideas. No sólo por su extensa vegetación, que propicia un estado de relax para la mente, sino también por sus ríos, arroyos, diques y saltos de agua, que invitan a darse ese chapuzón tan necesario en épocas veraniegas.
El Trapiche, ubicado en un valle entre las sierras puntanas, es atravesado por un río que también lleva su nombre y que lo convierte en un lugar fantástico para el veraneo, gracias a sus balnearios y campings. Pero no es el único, ya que el embalse La Florida también permite acampar y disfrutar de diversas actividades náuticas como la pesca y el buceo.
¿Lugares imperdibles para personas con espíritu aventurero y en busca de adrenalina? El Salto de la Negra Libre, que tiene una altura de más de 60 metros y se encuentra escondido dentro del Valle de Pancanta, y el Salto de la Escalerilla, en cuyo recorrido de dos horas es necesario atravesar ríos, arroyos y cerros.