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Relatos de viaje – La ruta de Niemeyer en Belo Horizonte

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Autor: Richard Lingua


Un par de años atrás tomé la postergada decisión de vacacionar en Minas Gerais, Brasil, podría decirse casi su corazón histórico. De esta zona extraían los portugueses los metales y piedras preciosas con que enriquecieron primero a la Corona y luego a los compatriotas notables del lugar.

Tomaría como destino estratégico Belo Horizonte, su capital, ciudad de la que desconocía casi todo excepto su calificada cocina.

Beagá (como los locales la llaman) me fascinó desde el instante cero. Una señorial ciudad mediterránea, llena de parques y paseos, con una cantidad de Museos inusitada (existe un Museo de Telas y Costura), y una arquitectura de diferentes épocas maravillosa. 

Pero fuera de todo lo que uno puede encontrarse caminándola, Belo Horizonte guarda en uno de sus márgenes, rodeando la Laguna de Pampulha (artificial, construida para abastecer de agua a la ciudad) un invaluable conjunto arquitectónico diseñado y ejecutado por un joven Óscar Niemeyer entre 1942 y 1943, a pedido del en ese momento alcalde Kubitschek, que a finales de los ’50, ya presidente, le encargaría la concepción de la impensada Brasilia.

Varios edificios que se convertirían después en representantes de la arquitectura moderna de, entre otros, Le Corbousier, forman este complejo: la Iglesia de Pampulha, de una simplicidad ondulada blanca y azul, sumamente despojada en su interior y con un enorme mural de Portinari en la pared que da a la laguna. El Salón de Baile, elegante construcción montada sobre columnas que dibujan una serie de curvas que reproducirán luego las veredas de Río. El Casino, edificio de gran envergadura, que a pesar de conservar ese nombre nunca fue destinado al juego, sino al arte. Y el fantástico Yacht y Tennis Club, hoy privado, que planteó un centro deportivo integral que contemplaba sobre todo las actividades náuticas. 

Dos plazas, diseñadas por Burle Marx, completan la obra, que se refleja y multiplica en el agua, y que los mineiros contemplan con naturalidad cada vez que salen a correr por los alrededores de la laguna.

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