La Ruta del Vino
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Los paisajes de Mendoza, San Juan y La Rioja invitan a descubrir los mejores exponentes de la región a través de tours clásicos, almuerzos gourmet y paseos por viñedos. Un plan ideal para una escapada de invierno.
Por Christian Alí Bravo.
El viticultor y productor francés Jean Kressmann acuñó una frase tan exquisita y acertada como su Château Latour Martillac, una de las joyas de Burdeos: “Existe más Historia que Geografía en una botella de vino”.
La región de Cuyo guarda añejada una tradición con más de cinco siglos de historia, que supo amalgamar los saberes de los pueblos originarios con las costumbres de los inmigrantes europeos.
Ese bagaje es el que absorbieron las tierras en Mendoza, San Juan y La Rioja, y el que da el toque característico y auténtico a sus vinos. El itinerario de la Ruta del Vino, cada vez más atractivo, invita a saborear carreteras que maridan a la perfección con unas vacaciones de invierno diferentes: degustaciones, paseos por viñedos, almuerzos gourmet, atardeceres y la posibilidad de hospedarse en las propias bodegas.
Mendoza
Un dato vale más que mil palabras: Mendoza alberga a más de 1200 bodegas, cuya producción representa el 70% de la Argentina. Por eso no se debe interpretar a la Ruta del Vino como un mapa estricto y definido, aunque su capital servirá como punto de partida para conocer de primera mano los secretos mejor guardados sobre la vid.
A 20 kilómetros de la capital, Godoy Cruz, Guaymallén, Maipú y Luján de Cuyo concentran el mayor número de bodegas abiertas al público; por lo que, visitar la base del Cerro Aconcagua o las termas de Cacheuta es un plan tan recomendable como degustar un almuerzo gourmet en Abrasado, el restaurante de Bodega Los Toneles (fue elegido como el mejor restaurante de las Great Wine Capitals en 2021) o en Casa Vigil El Enemigo (la bodega que el enólogo Alejandro Vigil posee en el interior de su hogar en Cruz de Piedra).
Si bien la Zona Este de Mendoza, compuesta por los departamentos de San Martín, Santa Rosa, Rivadavia y La Paz, es dueña de la mayor producción vitivinícola de la provincia, la ruta del Valle de Uco (Tunuyán, Tupungato y San Carlos) cuenta con un marco inigualable: la Cordillera de los Andes. Sus variedades más importantes son el Malbec, el Cabernet Sauvignon y el Chardonnay. Allí, una muy buena opción es visitar Finca La Celia, la bodega más antigua de la región (fue declarada Patrimonio Histórico-Cultural de la Vitivinicultura Argentina y funciona también como un exclusivo alojamiento), o disfrutar de un tour de alta gama por Salentein, con acceso a la cava, las áreas de producción y una degustación de sus mejores ejemplares.
En la Zona Sur (General Alvear y San Rafael), con el siempre sorprendente Cañón del Atuel y el centro de esquí Las Leñas, la naturaleza es la verdadera protagonista de la experiencia. ¿La actividad recomendada? Un paseo a caballo o en bicicleta por los viñedos de la Bodega Bianchi.
San Juan
Aunque muchos no lo sepan, San Juan es la segunda provincia productora de vinos, con casi 45 mil hectáreas de viñedos. Allí el vino blanco posee un papel protagónico, y el Malbec supo desplazar al Syrah como principal variedad. Esto se traduce en propuestas muy atractivas de enoturismo, según la zona elegida.
En el Valle de Calingasta, por ejemplo, los viñedos se riegan con el agua de deshielo de la Cordillera. Allí se destacan el Torrontés y el Moscatel Blanco, listos para ser degustados en las bodegas Entre Tapias y 35.Cinco. Una actividad alternativa en esta zona es visitar el Parque Nacional El Leoncito y deleitarse con la inmensidad del cielo sanjuanino.
En la misma línea, el Valle Fértil espera a los turistas con el Parque Provincial Ischigualasto, más conocido como el “Valle de la Luna”, y también con destacados ejemplares de Tannat. El lugar indicado para probarlos es la Finca Don Antonio.
La Rioja
El itinerario no estaría completo si no se incluyera a la casa del Torrontés, que tiene casi 8 mil hectáreas cultivadas y una producción anual de 72 mil toneladas, distribuidas en Chilecito, Famatina, Villa Unión, Villa Castelli y Castro Barros. Hablar de una sola ruta del vino sería incorrecto, ya que los caminos se bifurcan para el deleite de cada visitante.
Ubicado al oeste de la provincia, el Valle de Chilecito es la zona vitivinícola más importante. Pero quien quiera degustar los más variados vinos artesanales, debe visitar la ciudad de Villa Unión. Dato: a sólo 50 kilómetros se encuentra el Parque Nacional Talampaya, declarado Patrimonio de la Humanidad.
¿Los imperdibles de La Rioja? Su Torrontés, claro, y las bodegas San Huberto, Valle La Puerta y Cooperativa La Riojana