Los mejores lugares para visitar en Argentina: Salta
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La ciudad que mejor conserva su impronta colonial es el punto de partida ideal para conocer los Valles Calchaquíes, con sus variados paisajes de quebradas, cerros de colores, viñedos de altura y sus pintorescos poblados, algunos detenidos en el tiempo.
Le dicen “La Linda” y un acertado eslogan agregó lo que provoca en los que la conocen: “Tan linda que enamora”. Tanto, que quienes recorren sus calles siempre prometen volver. Es que el romance con esta provincia del norte argentino es de esos que no tienen fin. La capital homónima está situada en el Valle de Lerma, a 1.100 metros de altura y con el marco de los cerros San Bernardo y 20 de Febrero. Fue fundada en 1582 y conserva a la perfección su estilo colonial.Para comprobarlo, sólo basta con salir a caminar por su centro.
La Plaza 9 de Julio es el corazón histórico de la ciudad, rodeada con palmeras y perfumados naranjos. A su alrededor, hay varios edificios emblemáticos para visitar y conocer su historia: la Catedral Basílica de Salta, el Cabildo (actual Museo Histórico del Norte) y el Convento de San Bernardo, con su portal de algarrobo. También está el Museo de Arqueología de Alta Montaña dedicado a la preservación de la historia y la antropología andina (MAAM). Lo más destacado son los llamados Niños Llullaillaco, tres pequeños incas momificados y perfectamente conservados descubiertos en el Volcán Llullaillaco en 1999.
Otros puntos para visitar son el Panteón de las Glorias del Norte, que guarda los restos del General Martín Miguel de Güemes; y la Iglesia y el Convento de San Francisco. Con su color rojizo y su bella arquitectura, se destaca por su torre campanario, una de las más altas de Sudamérica.
No se puede decir que se fue a Salta, con su folklore de raíz tan profunda, si no se visitó alguna de las peñas que habitan en la famosa calle Balcarce. Desde la avenida Belgrano Hasta la antigua estación de trenes, hay variedad de peñas folclóricas y restaurantes, donde además de escuchar música y bailar, se puede degustar la cocina regional del norteargentino: las empanadas salteñas,pequeñas y tan sabrosas, el locro tradicional, los tamales y las humitas.
Cachi, donde el tiempo se detuvo
Con el termo cargado para el mate, empieza el recorrido por los 157 kilómetros que separan la ciudad capital de Cachi. Hay que tomar la ruta 68 hacia el sur, y cerca de la localidad de El Carril aparece la ruta provincial 33 que lleva hasta la Quebrada de Escoipe. La Vegetación, casi selvática, va cambiando a medida que se avanza hacia la imponente Cuesta del Obispo, el tramo empinado, con curvas y contracurvas, de esta ruta.De a pocola selva se convierte en un paisaje más árido, los cactus comienzan a aparecer y se llega al punto panorámico: La Piedra del Molino, desde donde se puede contemplar la inmensidad de este camino bello y zigzagueante. Allí mismo, un cartel anuncia que se está a 3.348 metros sobre el nivel del mar.
Al descender, se pasa por la famosa Recta de Tin Tin, de unos 19 kilómetros de largo y ubicada a unos 3.000 metros de altura. Este camino atraviesa el Parque Nacional Los Cardones, en Payogasta, que cuenta con más de 64 mil hectáreas en donde también viven la vicuña y el huemul –o pequeño ciervo del norte–, además de cóndores que sobrevuelan la zona desplegando sus enormes alas. La entrada es gratuita y se accede todo el año. Desde la ruta se ve la precordillera de los Andes y el Nevado de Cachi, la segunda cumbre más alta del país (de 6.380 metros), luego del Aconcagua.
Cachi, el pueblo prehispánico, se encuentra a 2.280 metros de altura. Hace calor, y por eso se agradece la sombra de los árboles de la plaza 9 de Julio rodeada por una pirca (muro de piedras encastradas). Una mirada alrededor de la plaza pone en perspectiva a la iglesia San José, con una construcción colonial que data de mediados del siglo XVIII. Es la postal más famosa de Cachi y fue declarada monumento nacional en 1945. Sus techos están hechos con madera de cardón y su típica textura con agujeros.
A un costado de la iglesia, se impone la recova, en donde traspasando los arcos neogóticos se encuentra el Museo Arqueológico Pío Pablo Díaz. Nació en los 70 de la mano de un grupo de arqueólogos y su colección tiene más de 5.000 piezas de la cultura in-paya, extraídas de yacimientos de la zona. Una caminata desde la calle Bustamante, que se inicia frente a la iglesia, lleva al pueblo viejo, con sus calles empedradas, atravesadas por canales de riego, casas de anchas paredes de adobe, techos con caña y barro, veredas altas de piedra (40 cm) y lajas, que a veces obligan llegar a la esquina para descender. Cachi invita a bajar la velocidad y a disfrutar de la tranquilidad.
Cafayate, paisaje que asombra y buenos vinos
Un combo perfecto implica arrancar desde la ciudad de Salta y llegar al pintoresco poblado de Cafayate, atravesado por la ruta 40, en los Valles Calchaquíes. El plus que da el asombro es el viaje a través de la Ruta Nacional 68, que lo une a la capital provincial. En parte de su recorrido (unos 66 km) se avanza entre montañas sedimentarias rojizas, en todos los tonos imaginados de este color. Es la Quebrada de las Conchas, cuyo nombre proviene de los restos de valvas petrificadas que se encontraron en la montaña, ya que en tiempos remotos la zona fue una costa marina.
El viento y el agua hicieron su trabajo a lo largo de años y crearon verdaderas esculturas naturales con formas que invitan a detenerse cada tanto: la Garganta del Diablo; el Anfiteatro, un gran agujero circular con su acústica perfecta donde se suelen hacer espectáculos de música; Las Ventanas; las dunas de Los Médanos; el Sapo; el Fraile. Cada parada amerita la foto, sobre todo en una formación llamada El Torreón, que posee capas sedimentarias de minerales como bórax, cobalto, azufre, cobre y yeso que le otorgan diversos colores.
A unos 189 km de Salta capital, en medio de un valle llano y ancho, aparece Cafayate, ostentando el título de capital de los Valles Calchaquíes. Las verdaderas estrellas del lugar son las bodegas, con viñedos a más de 3.000 metros de altura, “los más altos del mundo”. Más de veinte bodegas están abiertas al turismo y reciben visitas en sus instalaciones, con recorridos y degustaciones. Algunas de ellas son: Vasija Secreta (es la más antigua de todas y cuenta con un museo con objetos del siglo pasado), Finca Las Nubes (al pie de las montañas y del cerro El Cajón) y Colomé (con un hotel de lujo).
Los vinos de la región son reconocidos en todo el mundo, y si bien el torrontés es la cepa emblemática, también se cultivan otras variedades. Lo ideal es pernoctar en el pueblo, y poder visitar, además de las bodegas que componen esta ruta del vino, la Quebrada de las Flechas, con increíbles formaciones de placas sedimentarias que parecen brotar de la tierra apuntando al cielo sus filosas puntas.
Tren de las nubes
Un viaje que une el cielo con la tierra. Este circuito fue diseñado por el ingeniero norteamericano Ricardo Fontaine Maury para apreciar los mejores paisajes de la puna. Se inauguró el 16 de julio de 1972 y aún sigue siendo el paseo preferido de muchos turistas. Actualmente, las excursiones parten en bus desde la ciudad de Salta hasta la mítica San Antonio de los Cobres.
En este pequeño pueblo se toma el tren que comienza su recorrido hacia el Viaducto La Polvorilla, donde se atraviesa la obra más imponente de la ingeniería del siglo pasado, a 4.220 metros sobre el nivel del mar y a 35 km por hora. Luego de 30 minutos se regresa a la estación, donde los pasajeros vuelven a embarcar en los buses para regresar a Salta. Existe la posibilidad de llegar de forma individual a San Antonio de los Cobres y disfrutar sólo del trayecto en tren, que cuenta con servicios como coche comedor, consultorio médico y guías bilingües, así como seguridad privada y una ambulancia.
MARZO 2023