Rutas Argentinas – La magia de los acantilados
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Este tramo fascinante, bordea poco más de 200 kilómetros del atlántico y está inundado de paisajes en altura combinados con bahías, playas, médanos, flora, fauna y oleaje.
La rutaprovincial 1 costea el mar en Río Negro y nos ofrece un pequeño recorrido que se extiende desde la ciudad de Viedma hasta Puerto San Antonio Este. Transitarla, es una aventura asombrosa, conocida como el nombre del camino de los acantilados.
Lugar de inicio y soñado es El Cóndor, que posee unas playas inmensas y cuando la marea está baja hay que caminar como 200 metros hasta llegar a tocar el agua con la punta de los pies. Ahí tenemos el primer Faro de la Patagonia y se puede apreciar un hermoso paisaje donde el Río Negro se hace uno con el océano Atlántico. Si tenemos suerte, podremos vislumbrar algunos delfines saludándonos desde el mar.
A sólo 30 kilómetros de ahí está un pequeño pueblo llamado La Lobería, dueño de un mirador que invita a quedarse un buen rato apreciando la vista privliegiada del horizonte y los piletones que se forman en las aguas. Muy cerquita, en la Reserva Punta Bermeja, yace la Colonia de Lobos Marinos de un pelo, la más grande e imponente de toda Sudamérica.
Ruta de noche y ruta de día
Un dato no menor de todos estos sitios en medio de la nada y en el centro de todo, son sus noches deslumbrantes, si bien algo ventosas y más de a cuerdo a la época del año en que se las visite, también nos regala a la vía láctea en su máximo esplendor con el sonido del mar de fondo, que actúa como una perfecta melodía natural.
En un tramo de la ruta 1, la carretera casi se pega a la playa y las vistas, la sensación y la experiencia, son impagables. Casi por arte de magia, se despliega Bahía Creek, un paraíso escondido que pocos conocen. Allí los acantilados pierden altura y dan paso a una bahía de agua cristalina y calentita. La tranquilidad y las amplias playas de arena son un remanso en la costa norte del Golfo San Matías. No es una zona con servicios públicos, pero hay alguna que otra proveeduría para abastecerse de lo imprescindible. La temporada de ballenas y toninas es entre los meses de julio a septiembre.
Un dato curios es que la Patagonia, al haber sido testigo de desembarcos y naufragios, se llenó de rumores sobre embarcaciones encalladas en la bruma, con retazos de navíos que no se sabe a dónde fueron a parar y que dejaron en sus costas forasteros con acentos de otros mundos.
Siguiendo con el recorrido, se llega a Punta Perdices, también conocida como el caribe argentino o caribe patagónico. Esta joya, está ubicado en el Puerto de San Antonio Este. Los atardeceres acá son inmejorables y se pueden degustar unos ricos mates en sus extensas playas de puros caracoles. Un sueño hecho realidad.