Top 5 lugares que invitan a la introspección parte II
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Por Gimena Bugallo y Carolina Barbosa
Cuando acallamos el corazón y nuestra mente toma el control, nos olvidamos de quiénes somos en realidad y para qué hemos venido a este mundo. La introspección nos lleva al autoconocimiento. El ajetreo de la ciudad, el ruido exterior y los problemas cotidianos, muchas veces no ofician como los mejores aliados para facilitar el reencuentro con nosotros mismos, ya que es una tarea que requiere, sobre todo, de silencio. Detenerse, respirar, reconocerse, para así poder, finalmente, recordar: un sano ejercicio que practicamos muy poco. La palabra recordar proviene del latín recordari, y está compuesta por el prefijo re (volver a) y cordis (corazón), por ende, recordar significa “volver a pasar por el corazón”. Hay sitios de nuestra tierra que nos brindan escenarios propicios para ese viaje interno. Acá te dejamos cinco opciones alejadas del mundanal ruido para que puedas encontrar la plenitud, en comunión con la naturaleza.
-Dunas de Tatón, Catamarca
Para todos aquellos que saben disfrutar de la belleza y el aura singular que proponen los desiertos, encontramos en la Catamarca más desconocida, este paisaje de médanos, de un blanco tan profundo y brillante, que suele confundirse con nieve. No en vano son conocidas también como los Glaciares de arena. Aquí se encuentra la duna más alta del mundo (1230 metros sobre el nivel del mar) llamada Federico Kirbis. El desierto oficia como un gran lugar de desconexión del estruendo que nos rodea, ya que en él, sólo escuchamos el sonido del viento y el de la propia respiración: en la ausencia de la palabra hablada, comienzan a aflorar otro tipo de lenguaje que emana de nuestro interior. Esta maravilla se encuentra al oeste de la provincia, a pocos kilómetros de la localidad de Tatón. El camino de llegada hasta nos propone ejercitar la paciencia desde un inicio, ya que tiene un nivel de dificultad medio y se recomienda ir despacio, apreciando la totalidad del paisaje.
-Villa Llanquín, Río Negro
Este encantador paraje que descansa sobre la costa sur del río Limay, está ubicado a sólo 40 km de Bariloche. Los vehículos acceden por una balsa llamada La maroma y los peatones cruzan el río por el pintoresco puente colgante. Al estar lejos de las aglomeraciones, Villa Llanquín se ofrece como una opción única de relax y naturaleza. La potencia del río nos ayuda a sanar y hacer una limpieza en nuestro corazón. La paz y la tranquilidad brotan por todos los rincones de este paisaje estepario que nos acuna y nos llama a celebrarnos, recordándonos que somos almas únicas, irrepetibles y perfectamente imperfectas.
-Reserva Natural la Payunia, Mendoza
A 160 km de Malargüe, se ubica esta área natural protegida, que es una de las regiones del planeta con mayor densidad de volcanes. El paisaje está marcado por lo que fue, antiguamente, una intensa actividad de estos cráteres. Los suelos quedaron cubiertos de un arenal negro, que le da a esta zona una imagen mística y de otro mundo. Impacta su belleza rústica. Su fauna está poblada por guanacos, pumas, zorros y algunos reptiles como lagartos y lagartijas. La escasa ocupación humana y las características naturales prístinas hacen de esta región un sitio ideal para que el corazón pueda reposar en silencio y empezar a emanar su verdadera voz. ¡Un lugar increíble e inigualable!
-Bahía Bustamante, Chubut
Bahía Bustamante es un antiguo campamento alguero y actual Eco-Lodge y estancia ovina, sobre la costa de Chubut. Dato importante: Sólo se llega con reserva previa, no se admiten visitas espontáneas, pero el sitio lo vale. Nada más maravilloso que sentirse el único habitante del mundo, aunque sea, por un rato. Este sitio, ubicado en el Golfo de San Jorge, que se encuentra a 180 km al norte de Comodoro Rivadavia, nos regala esa posibilidad. Dotada de unos estupendos accidentes geográficos y una naturaleza en estado puro, Bahía Bustamante es uno de los pocos lugares en el mundo que presenta tanta diversidad de aves, flora y fauna marina. Cuenta con una paradisíaca playa de arenas blancas y agua cristalina, enmarcada entre las rocas. El acceso allí es un tanto costoso, pero vale la pena la travesía. Un dato curioso son los piletones o pozos naturales con agua de mar, que se forman entre las piedras cuando la marea es alta. Uno puede sumergirse en ellos y contemplar el vasto horizonte y las profundidades internas de cada uno.
-Serranía de Hornacal, Jujuy
Poner un stop y reiniciarnos, muchas veces conlleva algo de voluntad y coraje. El cerro de los 14 colores, también conocido como Hornacal, está ubicado a 25 km de Humahuaca y su camino de acceso es de ripio, por lo cual, tendremos que armarnos de templanza hasta llegar a su altura máxima de 4300 metros. Hay un mirador para sentarse y contemplar esta fiesta de tintes. Muchos aseguran que dichas serranías ofrecen más de 33 tonalidades distintas: un verdadero estímulo visual para el alma. Debido a su ubicación, los cambios de temperatura suelen ser muy bruscos, por lo que recomendamos portar abrigo adecuado, del cual también podamos despojarnos, si así lo necesitáramos. Dato importante: ¡ojo con la altura! Llevarse para mascar hojas o caramelos de coca.