Qué ver en FORMOSA: uno de los HUMEDALES más grandes de SUDAMÉRICA, osos meleros, zorros, artesanías y COMUNIDADES NATIVAS
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“Vuelta hermosa”. Así la llamaron los españoles que se aventuraron a navegar antaño por el Río Paraguay. La erosión del tiempo y los caprichos del lenguaje moldearon su nombre definitivo, pero aún hoy Formosa atesora su esencia primitiva. La simpleza de esas dos palabras abrazan toda la grandeza de una provincia que invita a ser descubierta desde diferentes perspectivas, pero con una misma certeza: sorprender a quienes la visitan.
En cada una de sus cinco regiones, Formosa despliega su máxima expresión con propuestas tan variadas como atractivas. Una selva fascinante y abrumadora, un humedal que se ubica entre los más importantes de Sudamérica y, por supuesto, la calidez de su gente. Excusas sobran, entonces, para emprender el viaje y animarse a dar una vuelta.
Litoral: Ciudad de Formosa
A orillas del río Paraguay, la capital de la provincia se presenta como una propuesta cultural y gastronómica ideal para conocer las raíces y costumbres locales.
En pie desde 1888, la residencia del primer gobernador de la provincia se transformó en el Museo Histórico Juan Pablo Duffard y hoy exhibe reliquias que narran la historia formoseña. Otro ícono de la ciudad es la catedral Nuestra Señora del Carmen, la cual comenzó a construirse a finales de 1890, y donde descansan los restos de Luis Jorge Fontana, fundador de Formosa.
La antigua estación de trenes es otra parada obligada. Convertida en un Paseo ferroviario, además de contar con un centro cultural, un polo gastronómico y un museo, los fines de semana se organizan allí espectáculos musicales y ferias de artesanías.
Norte: Parque Nacional Río Pilcomayo
Si de entrar en contacto con la naturaleza se trata, el Parque Nacional Río Pilcomayo es una opción imprescindible. En sus esteros, selva de ribera, isletas de montes y lagunas, alberga más de 500 especies entre aves, peces, reptiles, anfibios y mamíferos.
Las dos áreas habilitadas para los visitantes son el Estero Poí y la Laguna Blanca. En la primera, el paisaje que destaca es la infinita sabana con palmar, donde conviven osos meleros, pecaríes, monos mirikiná y carayá, y zorros de monte. En el gran espejo de agua que es la Laguna Blanca, existen pasarelas que permiten encontrar el mejor lugar para esperar el atardecer y obnubilarse con los colores del cielo.
Centro: Bañado La Estrella
Con 400 mil hectáreas, es el tercer humedal más grande de Sudamérica y una de las Siete Maravillas Naturales de la Argentina. Por ello, es la estrella que destaca en tierras formoseñas y el lugar indicado para contemplar la inmensidad del entorno natural.
Navegar entre los champales, árboles secos que las atrevidas enredaderas volvieron a vestir de verde, ofrece la oportunidad de ver bien de cerca yacarés, boas y el emblema del bañado: la cigüeña jabirú.
Declarado Área de Importancia para la Conservación de las Aves (AICAS) por Aves Argentinas, existen servicios turísticos que recorren el bañado en piraguas o a caballo, aunque también se puede optar por conocer a las comunidades originarias de la región.
Oeste: Circuitos de producción artesanal
Qué mejor manera de conocer la cultura local que ser parte de sus prácticas ancestrales, sumergirse en sus saberes y conocer las raíces de su actividad productiva. Con una propuesta diferente, la Fundación Gran Chaco invita a todos los visitantes a recorrer cuatro circuitos artesanales, siempre con la sostenibilidad como bandera: “El arte de la lana”, de la Comunidad Qom L’ec, incluye un taller sobre lavado de vellones, hilado de la lana con husos y rueca, teñido del hilo y tejido en telares.
“El arte del chaguar”, de la Comunidad Wichí, propone un recorrido en busca de chaguar y tintes del monte, con demostración de procesos de hilados, teñido del hilo y tejido. “El arte de la palma”, de la Comunidad Pilagá, se centra en la extracción y recolección de palma, reconocimiento de plantas medicinales y alimenticias. Y “El arte de la algarroba”, guiado por Productores de la localidad de Quebracho, incluye una visita al molino y explicación del proceso productivo del algarrobo y su cosecha manual. Además, en cada uno de ellos es posible avistar flora y fauna autóctona, y degustar platos típicos de la gastronomía indígena.
Sur: El Colorado
A 150 kilómetros de la capital se encuentra la “Perla del Sur”, tal como se conoce a El Colorado. Entre su extensa y bella costa sobre el Río Bermejo y la posibilidad de acampar en el denso parque del camping municipal, la invitación a vivir un descanso en familia es difícil de rechazar. Ideal para los más chicos, hay un parque acuático con siete piletas, juegos infantiles y toboganes de más de siete metros de altura.
Por Christian Alí Bravo.