Sueño verde
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Aunque bien podríamos llamarlos buñuelos, ya que se hacen con el mismo tipo de masa, vamos a darles el nombre con el que comúnmente se los llama en los hogares y bodegones cool, vermuterías y cervecerías: Bocadillos de espinaca.
Es los lugares comerciales aparecen destacados en carta –habitualmente con recetas propias– como si fuesen los custodios de una gastronomía cercana, que remite a la infancia. La famosa “cocina de la abuela”. Otra licencia de la sección: serán de espinaca y no de acelga, vegetal de uso más extendido en este tipo de preparación. ¿El motivo?: la espinaca es más delicada, con un sabor no tan definido, de esos que no dominan el plato y se amalgaman bien con los demás ingredientes y los condimentos.
Así, estas pequeñas (y a veces grandes, que no hay un manual que hable de tamaños) delicias, cuyo origen está en las sociedades moriscas que vivieron y dominaron la Península Ibérica entre los siglos VIII y XV, mantienen su sitio de privilegio en el corazón culinario de los argentinos.
Receta (inspirada en parte en la de la web Paulina Cocina)
INGREDIENTES
1 atado de espinaca
2 huevos
1 cebolla chica
1/2 pote de crema
1/2 taza de harina leudante
1 diente de ajo
Aceite c/n
Nuez moscada, a gusto
Sal y pimienta, a gusto
PREPARACIÓN
1. Lavar la espinaca. Escurrirla bien. Pasarla por agua hirviendo un minuto, retirar, colar y volver a escurrir. Picarla fina y reservar.
2. Picar finos la cebolla y el ajo. Luego rehogarlos en aceite. Reservar.
3. Batir el huevo. Una vez que esté bien batido, agregar la crema de leche. Unir bien y salpimentar.
4. Agregar a la mezcla la espinaca, la cebolla y el ajo. Integrar bien.
5. Incorporar la harina tamizada. Mezclar bien hasta lograr una mezcla que no esté demasiado líquida ni demasiado espesa.
6. Ir colocando cucharadas de la mezcla en una sartén profunda con aceite bien caliente. Freír cuidando que no se encimen y a razón de un minuto por lado, hasta que estén dorados. Al retirar, colocar en una fuente con papel absorbente.