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Punto energético 

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Foto: larutanatural.gob.ar

A tres kilómetros de Capilla del Monte, aventureros y metafísicos de todas partes del mundo se reúnen para conocer los misterios mejor guardados de las sierras chicas. 


Por Camila Gomez.

En el Valle de Punilla, próximo a la localidad de Capilla del Monte, se encuentra ubicado el Cerro Uritorco, uno de los centros energéticos más importantes de la Argentina. Su nombre proviene de la lengua quechua y significa “Cerro Macho”, algo que está relacionado a su altura: con 1980 metros, su cumbre es la máxima elevación de las Sierras Chicas.

Desde la base del cerro, el trekking es de dificultad media. Comienza en una confitería, donde se abona una entrada de $1700, y recorre un sendero de 12 kilómetros rodeado de vegetación, vertientes y lagunillas. El trayecto tiene una duración de siete horas entre el ascenso y el descenso, pero cuenta con diferentes parajes para el descanso: la Posta del Silencio, la Quebrada del Viento, el Valle de los Espíritus y la Hondonada del Buey son algunos de los más pintorescos. Ya desde la cima, se puede observar una vista panorámica del Valle de Punilla y las Sierras Chicas.

Hay dos motivos por los cuales los turistas acceden al Cerro Uritorco: algunos lo hacen para disfrutar del trekking; y otros, para vivenciar en primera persona los misterios que lo rodean. Sea cual sea la razón, el destino regala un camino repleto de interrogantes, historias y paisajes imponentes, como las vistas a Capilla del Monte, al dique El Cajón y a las Salinas Grandes de Córdoba.

Los enigmas que circulan en torno al Cerro comenzaron con los primeros pobladores de las sierras: los Comechingones, una de las etnias originarias de la Argentina. La historia cuenta que podían observar el desplazamiento de algunas entidades sobre el cielo y creían que se trataba de los espíritus de los fallecidos de la tribu. La comunidad veía al Uritorco como un espacio sagrado, místico y religioso, donde realizaba sus ritos de fe. Años más tarde, algunos sucesos lo llevaron a tener reconocimiento a nivel mundial. De hecho, varias personas aseguran que experimentaron avistajes de ovnis durante su estadía en el Valle de Punilla. 

En enero de 1986, dos testigos, Gabriel y Esperanza Gómez, observaron cómo una nave dejó una huella de 122 metros de largo y 64 de ancho, considerada una de las más grandes quemaduras que se puede divisar en el terreno. En agosto de ese mismo año, otro evento sobre la misma huella impactó a la población: en un incendio que sacudió 20 kilómetros de sierra, los 122 metros que hasta el día de hoy rodean la quemadura, quedaron intactos.

En enero de 1988, ocurrió uno de los sucesos más impactantes, ya que fue observado por 300 personas. Los testigos cuentan que una nave compuesta por luces de color rojo dejóuna huella de 42 metros sobre el cerro Overo. ¿Una más? En 1991, el pueblo Carrizal descubrió una quemazón de 12 metros con una temperatura de 340 grados centígrados. Sobre ella, dos místicos realizaron una meditación con la intención de llegar al origen y explicar sobre sus razones. Al realizarla, percibieron dos naves –una suspendida en el aire y otra bajo tierra– con luces muy poderosas, las cuales proyectaron un rayo de energía que provocó la aceleración de las moléculas de la tierra. Según dicen, este incidente fue el que generó la quemadura.

Estos hechos no fueron los únicos que ocurrieron, pero sí los más conocidos. Sin embargo, hay otro dato curioso digno de destacar: existe la creencia de que hay una ciudad subterránea debajo del Uritorco, denominada Erks. ¿Creer o reventar?

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