Turismo cultural – Colonia Menonita
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En La Pampa, 250 familias ajenas a la realidad de las grandes ciudades y caracterizadas por una gran devoción, viven con un profundo respeto a sus mayores y a la cultura del trabajo. Estos seres están conectados con la espiritualidad a través de sus ritos dominicales.
Por Camila Gómez
La palabra menonita tal vez no resuene dentro del lenguaje de nuestro país. Sin embargo, si alguna vez la escucharon, lo más probable es que la mente haga un juego de imágenes basado en suposiciones y opiniones que hemos leído en alguna revista o visto en algún documental. Lo primero que se nos viene a la cabeza son personas de tez blanca, ojos claros y cabellos rubios, vestidos con una camisa a cuadros y un sombrero texano, ofreciendo productos lácteos que obtuvieron de la colonia de la que forman parte. Pero ¿Qué es lo que realmente los define? ¿Cuáles son sus costumbres y su historia?
Los menonitas constituyen la más antigua de las iglesias evangélicas. Dentro de su creencia se encuentran las nociones de la separación entre iglesia y estado, el bautismo consciente de creyentes, la no violencia y la religión como motor de unión para la comunidad. Este tipo de cultura puede sonar alejada de nuestra forma de vivir, no obstante, en la provincia de La Pampa, a sólo 160 kilómetros de Santa Rosa, se encuentra asentada La Nueva Esperanza.
En un predio de 10 mil hectáreas viven 250 familias con un estilo de vida muy sencillo, ligado a la tierra. No escuchan radio ni ven televisión. Tampoco tienen celulares, ni redes sociales. Educan a los más pequeños en sus propias escuelas y no disponen de tecnología para ello, sólo incorporan generadores eléctricos para facilitar el trabajo.
Orígenes y desarrollo
El origen de las comunidades se remonta al siglo XVI, donde el movimiento religioso anabaptista tenía diferentes opiniones en lo que respecta al sacramento del bautismo y la edad ideal para realizarlo. Un grupo creía que lo mejor era bautizar a los fieles al nacer, y otro tenía la certeza de que lo más conveniente era hacerlo cuando alcanzaran la adultez y ya fueran conscientes. Esta disputa llevó a la expulsión de quienes estaban a favor de este último, obligándolos a emigrar al norte de Europa.
Es así como surgen los menonitas en los Países Bajos y en Alemania, como un ala radical de la reforma protestante. Su nombre deriva del líder Menno Simons, un reformador religioso holandés anabaptista. Son pacifistas y se consideran discípulos de Jesús, por ello viven separados de las culturas tradicionales y siguen sus propias enseñanzas. A raíz de las persecuciones que sufrieron en su tierra natal, emigraron primero a Rusia y luego se dirigieron a América. Las familias que actualmente se encuentran en La Pampa, llegaron a Argentina a partir de 1986 desde colonias de México y Bolivia.
Familia, trabajo y espiritualidad son los ejes sobre los que giran sus vidas. Una de las ceremonias religiosas más importantes, tal como mencionamos al principio, es la del bautismo, el cual se efectúa luego de que el miembro de la congregación cumple dieciocho años. Los hombres podrán casarse sólo cuando estén bautizados, al contrario de las mujeres, para quienes no es un requisito indispensable.
La frase “ganarás el pan con el sudor de tu frente” se hace tangible en La Nueva Esperanza: hombres, mujeres y adolescentes trabajan de sol a sol en la labranza, el cultivo del campo, la crianza y explotación de diversas especies animales. Todas las familias poseen un pequeño terreno para el cultivo de las hortalizas, de las que se encargan las mujeres, ya que consumen lo que siembran. De todas formas, suelen comprar algunos comestibles en los almacenes que existen dentro de la colonia o los pueblos cercanos.
Dime cómo te vistes y lo que comes y te diré quién eres
Su vestimenta parece salida de un tiempo sin tiempo y está relacionada a su forma de vida. Los varones utilizan el overol, un pantalón de una pieza, compuesto por pechera y sujeto por tirantes cruzados en la espalda. También llevan camisetas de algodón y sombrero de paja. Los domingos o días festivos, usan saco de casimir y sombrero de fieltro de color obscuro.
En lo que respecta a la educación, la formación escolar comienza a los 5 años y finaliza a los 12. Durante ese período se les enseña a leer, escribir y hacer cuentas. Luego, los padres les facilitan un oficio. Sólo los hombres hablan castellano y lo hacen con dificultad, debido a que su idioma original proviene del alemán.
La organización política menonita se encuentra definida desde la llegada a tierras mexicanas y así ha funcionado hasta la actualidad. El liderazgo queda en manos del primer obispo, luego se encuentra el asesor que, junto con los diáconos, tienen la tarea de predicar el evangelio. A lo largo de las hectáreas hay varias iglesias dispuestas en galpones, donde se celebra la misa de los domingos. Además, el predio está dividido en tierras, distribuidas y extendidas en parcelas dependientes de la capacidad adquisitiva de cada familia.
Los únicos vínculos que tienen con el mundo exterior quedan reducidos a la compra de materia prima, venta de productos elaborados y visitas guiadas de turistas, quienes al llegar a la Colonia Menonita descubren otro mundo, otras tradiciones, otra forma de vivir.
Durante el paseo se puede disfrutar -en una casa de familia típica- una rica merienda con los alimentos que ellos mismos producen. Las frutas y las verduras las usan para hacer dulces y salsas, además de elaborar dulce de leche casero, quesos y chacinados de cerdo. También tendrán acceso a sus costumbres y a los conceptos que obtuvieron al vivir en diferentes países como Canadá, Rusia y México.
Importante
Se puede ir todos los días, excepto los domingos. Se recomienda contactar previamente con guías locales. Lo pueden hacer a través de su web coloniamenonita.com.ar.