El camino de la melodía – Rutas argentinas
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La magia del sonido y el paisaje idílico de la Patagonia bravía, se conjugan en un solo lugar a cielo abierto y queda en nuestro país.
Por Carolina Barbosa.
La música es alimento para el alma y un bálsamo para el espíritu, ya que mediante este arte, el hombre se eleva. Como un mantra, la vibración del sonido genera una mística por repetición en notas, tonos, vocablos o sílabas que resulta curativa para todos los seres.
Sobre el camino que une los puntos de Neuquén y Bariloche, aparecen unas notas musicales gigantes pintadas sobre el asfalto, que sirven como señalización del inicio de “La ruta argentina que canta” ¿Hay una ruta argentina que canta? Sí, efectivamente.
A la altura del kilómetro 1449, cerca de la localidad neuquina de Piedra del Águila, sobre la Ruta Nacional 237 que acompaña el cauce del río Limay, se desarrolla esta carretera musical que sorprende a todos ¿El secreto? aunar los factores indicados para emitir la melodía que suena en presencia del viento, con las montañas de la cordillera como testigo.
La alquimia se despliega
¿Hay algo mejor que conjugar paisajes naturales, viajes, rutas y música? pocas cosas superan esta combinación y más si tenemos en cuenta que es uno mismo quien ejecuta la melodía con el vehículo, jugando a ser una especie de director de orquesta, pero ¿Cómo es que funciona realmente este procedimiento del piano del kilómetro 1449?
Lo que parece algo incomprensible es, en realidad, producto de un descubrimiento divinamente humano que se aplicó en varias carreteras de diversos puntos geográficos del Planeta.
El sistema recibe el nombre de asfaltófono y se implementó por primera vez en el mundo en la década del ’90. El efecto musical se logra gracias a la colocación de cientos de finas bandas de frenado sobre la ruta. Cuando los autos transitan sobre ellas a una velocidad determinada, se producen vibraciones armónicas que dan como resultado una canción.
Entre los distintos países que cuentan con el fenómeno de las “Rutas musicales” se encuentran España, Dinamarca, Estados Unidos, China, Japón, Holanda, Corea del Sur y ahora también Argentina. Además de ser un gran atractivo turístico, tiene como finalidad oficiar como elemento de seguridad vial para que los conductores reduzcan la velocidad en ciertos tramos del camino o bien se mantengan atentos y despiertos en algunas rutas que pueden resultar monótonas, evitando accidentes, a través de esta iniciativa tan singular como poética.
Quizás, a partir de este tipo de propuestas y con las travesías que decidamos emprender, podamos también abrir nuestra percepción para escuchar lo que cada senda natural tiene para ofrecernos y dar lugar a que se manifieste la melodía de nuestra alma.